
Las negociaciones entre Bruselas y Reino Unido afrontan la fase decisiva antes abrir el melón del futuro comercial y político de los dos bloques. El negociador europeo, Michel Barnier, afirma que hay distanciamiento en los puntos clave de derechos de los ciudadanos europeos en Reino Unido y la frontera en la isla de Irlanda. Londres evita pronunciarse sobre la cuantía económica que deberá asumir por salir de la Unión Europea. l El Brexit ya tiene consecuencias: cada trabajador británico pierde 514 euros al año
La última ronda de negociaciones entre Bruselas y Londres sobre el Brexit se cerró en falso. Ambas partes reconocieron que no se había producido ningún avance significativo sobre las prioridades impuestas por el bloque comunitario: compensación económica, derechos de los ciudadanos europeos y fronteras en Irlanda. La línea dura de Bruselas quiere cerrar los tres puntos antes de comenzar a diseñar las futuras relaciones, tanto comerciales como políticas.
Diciembre arranca con las reuniones preparativas para la última ronda previa a la evaluación de los líderes europeos de las negociaciones. Sobre el papel si no hay acuerdo en los tres puntos, no se seguirá con ellas, y se caerá en temida la salida abrupta del Reino Unido.
Parecía que el primer escollo, en algunos momentos insalvable, era la factura que tendrá que pagar Reino Unido. Ayer la prensa británica aireó que el Gobierno de Theresa May estaría dispuesto a asumir 67.000 millones de euros de indemnización. El comisario de Agricultura, el irlandés Phil Hogan, ha dado por buena la cifra y ha afirmado que "está cerca de cumplir con las exigencias de la Unión Europea". Funcionarios europeos han confirmado a Reuters que existe un acercamiento sobre la factura, pero portavoces del Gobierno de May han rechazado el importe.
Pero en su visita a Florencia en septiembre, May se comprometió con todos los líderes europeos seguir aportando al presupuesto comunitario hasta 2020. Un paso que fue entendida como una cesión británica. Por primera vez, Reino Unido habló de importes y cifras concretas, aunque Bruselas exige más: compensación a los proyectos comunes y deuda adquirida.
May se quedó corta en Florencia
La UE quiere que May se comprometa a pagar una parte justa de dos grandes líneas presupuestarias después de 2020: fondos para proyectos aprobados durante la membresía británica pero aún no desembolsados, y pensiones del personal.
Ambas partes insisten en que es difícil establecer una cuantía, cuando no está claro cual será la futura relación, pero desde Bruselas dicen que existe el compromiso de May de asumir los principales pagos.
En juego la paz en Irlanda
Lo que parecía más difícil, un acuerdo económico; está más cerca que las otras dos prioridades. Barnier ha declarado que el acuerdo está lejos sobre los derechos de los ciudadanos europeos en la Unión Europea. La Comisión quiere se garantice que sus ciudadanos están bajo el paraguas del Tribunal Europeo de Justicia en territorio británico, algo a lo que se opone los partidarios del Brexit duro. May solo quiere una fórmula mixta durante dos años y rechaza las pretensiones europeas de garantizar los derechos de reunificación familiar y respetar los beneficios sociales que tiene Reino Unido para los ciudadanos europeos.
El tercer tema peliagudo es la frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte. Bruselas se queja de que Reino Unido no es claro sobre las condiciones de paso entre ciudadanos y mercancías, en el único límite físico que comparten Reino Unido y la UE. Londres no quiere barreras argumentando que afectará a los Acuerdos de Viernes Santo con Irlanda del Norte. Pero los europeos quieren condiciones claras y que la frontera asuma las mismas condiciones que marcarán el futuro de los dos bloques.
Calendario
El próximo 4 de octubre se verán las caras la premier británica May con el presidente de la Comisión Europea Jean Claude Juncker, junto a David Davies, negociador por parte de Reino Unido, y Michel Barnier, negociador europeo. De esta reunión debería la foto del acuerdo económico, social y de frontera. Pero el posible acuerdo tendrá que tener el visto bueno de los 27 estados de la Unión Europea, que en la Cumbre del 14 de diciembre, tendrán que decidir si abren la nueva fase de negociaciones sobre la futura relación comercial y política.
Ambos bloque abre la puerta de si hay acuerdo sobre los puntos preferentes se comenzará a discutir incluso la propuesta de May de un período de transición de dos años antes de que el Brexit sea definitivo. May ofreció asumir las reglas y derecho comunitario durante esta etapa hasta definir las próximas relaciones.
Barnier ha asegurado hoy que ambos bloques trabajan ya en la preparación de las negociaciones comerciales, antes de las citas claves. Bruselas tuvo el gesto de buena voluntad de levantar el veto sobre las relaciones comerciales el pasado mes de septiembre. Pero Barnier insiste que las negociaciones oficiales sobre un acuerdo comercial no empezarán hasta 2021.