
El genio está fuera. Tal y como había perseguido durante años el Govern de Cataluña, el desafío independentista ha logrado traspasar las fronteras. La Generalitat ha conseguido llevar el conflicto al exterior, lo que no es lo mismo que internacionalizar el problema. Porque el impacto en la audiencia europea se queda aún lejos de la intervención extrajera que buscaba como atajo para llegar a una solución política. Y, por el camino, en su huida hacia el exterior, quiere poner patas arriba el principio de integridad territorial en la que se basa el orden internacional, cuestiona el procedimiento para acceder a la Unión Europea, y amenaza la estabilidad del proyecto europeo ahora que la calma volvía a las aguas.
Son las consecuencias exteriores de la crisis catalana. En el Govern se felicitan de que el tema ya se discute en el colegio de comisarios de la Comisión Europea y en el pleno del Parlamento Europeo. Sobre todo, porque ya no se lee exclusivamente como un desafío a la ley, sino como un problema político que requiere una solución política. "Hemos dado un salto cualitativo", destaca el representante permanente de la Generalitat ante la Unión Europea, Amadeu Altafaj.
Inquietud
Esta proyección exterior era deseada desde el principio por Barcelona para cubrir la falta de legalidad y legitimidad. Y ahora que el mundo mira y escucha, el nerviosismo fuera de España no ha parado de crecer. Sobre todo tras la celebración del referéndum durante el pasado domingo, al observar una situación que parece fuera de control. "Totalmente, se mira con preocupación, porque la independencia unilateral crearía un precedente muy peligroso", apunta Dave Sinardet, politólogo y profesor de la Universidad Libre de Bruselas especializado en nacionalismos.
Las capitales dentro y fuera de Europa observan con inquietud el riesgo de que el principio de la integridad territorial, incluido en la práctica totalidad de constituciones del mundo, así como el Tratado de la Unión Europea en su artículo 4, pueda saltar por los aires de manera unilateral y con cimientos tan endebles. Lejos queda el caso de Kosovo, en el que una mayoría política y ciudadana quería la independencia, alimentada por la represión de Milosevic. Una situación difícil de comparar a la calidad de vida que gozan los catalanes hoy, según han recogido los editoriales de los principales diarios internacionales.
Por eso, resulta casi impensable pensar que algún país fuera a reconocer una declaración unilateral de independencia de Cataluña, coincide Sinardet. La región se quedaría a la intemperie, sin apenas socios y aliados, seguramente sin prestamistas para costear la enorme deuda con la que inauguraría su ruptura. Y, sobre todo, fuera de la Unión Europea. La Comisión Europea volvió a recordar este lunes que si la región corta amarras con Madrid saldría automáticamente del bloque comunitario.
Cataluña se convertiría en un estado paria, con aliados tan dispares como Venezuela, los independentistas escoceses, y la maquinaria propagandística rusa. Y también aquellos que ven en la herida abierta en la cuarta economía del euro una oportunidad para debilitar a Europa, como el líder de UKIP y campeón del Brexit, Nigel Farage.
Al ser preguntado por la erosión que puede causar su embestida contra España al conjunto de la Unión Europea, Altafaj responde que "al final todo el mundo te utiliza cuando sales en las portadas". Cataluña ha conseguido el impacto exterior que buscaba. Pero no ha recogido los frutos que esperaba. La llamada al diálogo para solucionar el conflicto es unánime, desde las instituciones europeas hasta antiguos negociadores como Jonathan Powell, el negociador jefe de Tony Blair con el IRA. Pero nadie ha respondido a las llamadas de intervención.
La intervención policial ha sido criticada por líderes y grupos políticos, pero una mayoría ha subrayado la necesidad de mantener el Estado de Derecho que Barcelona ha querido violar. E incluso el jefe del grupo político de PdeCat en el Parlamento Europeo, Guy Verhofstadt, advirtió a Carles Puigdemont y su Gobierno que nadie puede cuestionar la calidad de la democracia en España. Además, Verhofstadt, les recomendó que aprendieran de la estrategia de sus vecinos vascos, "orgullosos y autónomos".
Agencia del medicamento
Los representantes permanentes de la Unión Europea (Coreper) mantuvieron ayer una reunión preparatoria para decidir qué ciudad se quedará con la Agencia Europea del Medicamento y la Autoridad Bancaria Europea, ambas con sede en Londres.
Los socios de la UE compiten por llevarse a su territorio estas agencias tras el Brexit, con ocho ciudades candidatas para la autoridad y 19 para la agencia, incluida Barcelona. El desafío independentista complicará las posibilidades de la ciudad condal, aunque de momento resulta complicado estimar el daño de la aventura secesionista. La sesión del pasado viernes se limitó a la presentación del informe de la Comisión sobre el cumplimiento de los requerimientos técnico de cada ciudad. Los estados miembros también tuvieron tres minutos para presentar a sus ciudades candidatas.
España proyectó un vídeo de dos minutos sobre Barcelona. El embajador español, Pablo García-Berdoy, destacó que la ciudad cuenta con un edificio ya disponible para la agencia, un plan de continuidad para que el trabajo regulatorio no se interrumpa, y una infraestructura "privilegiada" para acoger a los trabajadores y visitantes.
La discusión política tendrá lugar el próximo 17 de octubre, momento en el que se podrá calibrar el impacto de la inestabilidad en Cataluña sobre la candidatura. Los líderes serán informados sobre el proceso durante la cumbre del 19 y 20 de octubre, y el voto para elegir a las ganadoras será el próximo 20 de noviembre.