
¿Son los salarios de hoy mejores o peores que hace unos años? Según el Gobierno, el poder adquisitivo de los españoles alcanza ya niveles precrisis. Según los sindicatos, la precariedad y devaluación salarial sigue siendo el lastre del mercado laboral español. Pero, ¿qué dicen los datos?.
Si atendemos a la última encuesta de estructura salarial que mide los salarios según su antigüedad, los sueldos de entrada al mercado laboral descienden al menos un 4,2% desde máximos según el último dato disponible, de 2014. La evolución desde entonces, según las estadísticas del INE, apunta a un descenso moderado hasta 2016, momento a partir del cuál se impone la contención salarial.
Cuando ampliamos la horquilla a los contratos que van hasta los tres años de duración, la diferencia aumenta hasta el 4,6%.
Pero es el tramo más débil, el de los sueldos más bajos, donde se disparan las diferencias. En ese grupo de trabajadores, reflejados en la estadística como percentil 10, el descenso en ese mismo periodo es de casi el 24%. Si nos remontamos al inicio de la crisis, los salarios más bajos acumulan una caída del 30%.
Es decir, la pérdida salarial para los trabajadores más pobres comenzó antes que la devaluación general, que se inició a partir de 2011, adelantándose incluso a la reforma laboral de 2012, punto de inflexión para una devaluación salarial brusca que sirvió para frenar la destrucción de empleo pero que no se ha recuperado conforme lo ha hecho la economía.
Un informe de hace unos meses del Banco de España también alertaba sobre este asunto. En concreto, el boletín de la entidad apuntaba que, según los datos de la EPA, "se aprecia una brecha salarial negativa de los nuevos entrantes de alrededor del 24% en el periodo 2006-2015".
Dos velocidades
El resultado hoy es lo que podríamos llamar una recuperación salarial a varias velocidades. Mientras los sueldos más altos han igualado e incluso ganado poder adquisitivo con la recuperación, el salario medio en el sector privado sigue sin recuperar los niveles previos, concentrando su ajuste en el rango más bajo de sueldos. En un término intermedio, los salarios públicos, que se quedan estancados.
Esta evolución ha permitido a España ganar competitividad con un balance revelador: hoy producimos lo mismo con casi dos millones de trabajadores menos.
Un dato que enlaza inevitablemente con el concepto de "trabajador pobre" sobre el que han puesto al acento organismos internacionales. Personas con trabajo que viven por debajo del umbral de la pobreza por la precariedad de sus empleos. Este tipo de actividades peor remuneradas tienen un claro sesgo hacia la temporalidad y afectan especialmente a los trabajadores más jóvenes.
Y es aquí donde entra en juego otro factor. No sólo los salarios se han quedado rezagados respecto a la evolución de la economía y la productividad. "Las condiciones del trabajador siguen siendo peores de lo que eran antes de la crisis económica y pese a que el PIB ya está en niveles de 2007", recuerda el investigador d e la Universidad de Essex, Javier Santacruz. Según el INE, el 26,5% de los empleos en España son temporales, la segunda tasa más elevada de Europa, sólo por detrás de Polonia.
"Los sueldos tendrían que crecer alrededor del 1% anual hasta el año 2020 para recuperar el poder adquisitivo perdido", estima Santacruz. Sin acuerdo salarial para este año y a la espera de que sindicatos y patronal reinicien los contactos de cara a la negociación colectiva del año que viene, los expertos coinciden en que la devaluación salarial es un tema que se deberá abordar en 2018, máxime con una inflación en positivo y una economía que crece por encima del 3%.