
La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, intervendrá los precios de la luz y el gas si es reelegida como inquilina de Downing Street en las elecciones que se celebrarán el próximo 8 de junio. El objetivo de los conservadores es limitar y controlar las facturas de la energía, algo que podría beneficiar al 70% de los clientes domésticos de las islas, unos 17 millones de hogares.
May ha acusado a los grandes proveedores de aplicar una política de precios "injusta", al tiempo que se ha mostrado firmemente decidida a frenar lo que ha definido como un "comportamiento abusivo" de las seis grandes compañías eléctricas de Reino Unido.
La premier ha asegurado este martes durante un discurso de campaña "estar harta" de los "exagerados precios de la energía". "Como millones de familias trabajadoras", ha añadido, familias a las que pretende, de media, ahorrar unas 100 libras al año.
Los planes de May afectan directamente a Iberdrola que, a través de su filiar Scottish Power, opera en Reino Unido. Keith Anderson, director general de Scottish Power, advirtió recientemente que "poner un tope a los precios daña a los consumidores en el largo plazo, porque el mercado competitivo muere". "Lo que hay que hacer es buscar fórmulas para animar la competencia", añadió.