
La inflación ha repuntado con fuerza en la eurozona según los datos de cierre de 2016 conocidos la pasada semana. Algo que, según los expertos consultados por elEconomista, adelantará la normalización de la actual política monetaria expansiva aplicada por el Banco Central Europeo (BCE) para catapultar la recuperación, que se resume en mantener los tipos de interés en cero y sostener la coyuntura con el programa de compras conocido como QE (quantitative easing o flexibilización monetaria).
El fuerte crecimiento de la actividad de la industria y los servicios en la eurozona -liderado por España y Alemania, según los más recientes datos de PMI-, países que han registrado, respectivamente, fuertes alzas en su IPC de diciembre -de ocho décimas en nuestro caso y de nueve en el germano- es un argumento extra para el adelanto de un alza de tipos en Europa que los expertos prevén se producirá en el segundo semestre del año.
"El BCE cambiará de mensaje y habrá subida, aunque no antes de octubre", asegura el analista y profesor del CEF Juan Fernando Robles. Abunda en esta proyección temporal el profesor del IEB Miguel Ángel Bernal, quien destaca que la convergencia del euro y el dólar reforzará el repunte de la inflación en los países de la zona euro.
Además, destaca Bernal que el repunte de la inflación no sólo deriva del componente energético (por efecto escalón del precio del petróleo), sino que también refleja el dinamismo de la economía europea constatado en los recientes datos de actividad, que aventuran que el PIB de la eurozona acelere al 0,4% en el cuarto trimestre, frente al 0,3% anterior. Standard & Poor's no espera que el BCE cambie antes de 2018 su política monetaria.
Con todo, varios expertos alemanes -imbuidos del terror a la inflación reinante en el país por razones históricas- urgen al dirigente del BCE, Mario Draghi, a abordar una relajación de la política monetaria expansiva. "Es el momento de una normalización de la política monetaria", destacaba la pasada semana el economista jefe de DZ Bank para Bild, Stefan Bielmeier, quien zanjó: "Ahora es factible un cambio en los tipos de interés".
Mientras, el jefe del Instituto DIW, Marcel Fratzscher, indicaba que cuanto más se acerque la tasa de inflación al objetivo de Fráncfort del 2%, "más rápido puede elevar los tipos de interés el BCE, y los ahorradores se beneficiarían de ello". También el presidente del Ifo, Clemens Fuest, afirmó -tras conocer el dato de inflación alemana de diciembre (1,7%)- que supone una señal para el BCE, un organismo -no lo olvidemos- cuyas decisiones inclina con peso específico la corriente germana.
Diagnóstico
El dato adelantado de inflación de diciembre en la eurozona y de sus países miembros ha confirmado la tendencia que desde hace meses ya era notable de ascenso paulatino de los precios, repunte que los economistas consultados han calificado como "la subida silenciosa del IPC en Europa".
Dado el mandato BCE de alcanzar un objetivo de inflación del 2%, el último dato de los países que comparten el euro (1,1%) y la tendencia que define, abona la tesis de un adelanto del fin del QE y la vuelta a medidas restrictivas de política monetaria, argumentan los analistas.
La recuperación consolidada del precio del petróleo tras el recorte efectivo de producción de los países productores, sumado al comienzo de un nuevo ciclo alcista en el resto de las materias primas, provocan que el factor energético y el de alimentos no elaborados vuelvan a contribuir de forma positiva al crecimiento de los precios e incluso están liderando las subidas.
Según los datos proporcionados por Eurostat, el componente energético se habría acelerado en diciembre un 2,5% interanual, frente a las fuertes caídas que registró meses atrás (del 6,7% en julio y 5,6% en agosto). Pero no sólo están siendo fuertemente inflacionarios la energía y los alimentos no elaborados. La inflación subyacente (que excluye esas dos rúbricas por ser las de evolución más volátil) está en el 0,9%, constatando el dinamismo de la demanda.
Según las proyecciones de los analistas, la inflación tiene, para los próximos meses, una senda clara que parte del 1% y, de seguir la escalada energética, se puede situar en el objetivo del BCE antes de verano. Ésta sería la principal razón para que la política monetaria cambie de rumbo y se vuelva contractiva tras años de medidas expansivas. De hecho, así lo están reflejando los mercados, donde los tipos de interés de la deuda a largo plazo están escalando progresivamente.
De este modo, a Draghi se le agotarían los argumentos para seguir expandiendo el balance del BCE, el cual ya es más grande que el de la Reserva Federal (por encima de los 3 billones de euros). Si el Consejo de Gobierno sigue marcando la política monetaria como lo han hecho sus antecesores desde su creación en 1999, la inflación y el aumento del output gap (diferencia entre el crecimiento real y el potencial) demandará un adelanto en el calendario de subida de tipos de interés.