
El cambio de demográfico que ya se ha producido en varias economías desarrolladas amenaza ahora seriamente a otros países que podrían sufrir un envejecimiento considerado como 'temprano' por los expertos. Sus implicaciones socio-económicas pueden cambiar el contrato social vigente de la noche a la mañana. Puesto que a día de hoy los políticos no están atajando el problema, la situación será más crítica en un futuro no muy lejano y las reformas deberán ser más radicales.
Como explica el que fuera director de demografía en la ONU durante 25 años, Joseph Chaime, se está produciendo una reversión histórica, sin precedentes y que se está expandiendo más rápido de lo previsto. A lo largo de la historia, los niños han sido mucho más numerosos que las personas de edad avanzada, "incluso hace medio siglo, con una población 3.300 millones de personas, había de media más de siete niños menores de 15 años por cada mayor de 65 años".
A día de hoy, con 7.400 millones de personas en el mundo, el cociente de esa división es la mitad, hay tres niños o menores de 15 años por cada anciano o mayor de 65 años. Se espera que para el año 2075 ya haya la misma cantidad de ancianos que de jóvenes.
La situación es más grave en unos países que en otros. Italia fue en 1995 la primera nación del mundo donde los mayores de 65 años superaron en número a los menores de 15 años. Cinco años después, Bulgaria, Alemania, Grecia, Japón, Portugal y España ya se habían unido al club.
Un reversión demográfica veloz
Según este experto en demografía, lo preocupante es lo rápido que se está produciendo este cambio. A día de hoy ya son 30 las naciones en las que hay más ancianos que jóvenes, hasta naciones que se pueden considerar aún en desarrollo están sufriendo ya ese giro de una forma rápida.
"Los países en desarrollo están viviendo este proceso de envejecimiento mucho más rápido de lo que lo hicieron los países desarrollados. Por ejemplo, Francia necesitó más de 100 años para que los mayores de 65 años pasaran de representar el 7% de la población hasta el 14%", señala Chaime.
Mientras tanto, países como Brasil, Indonesia, China o Tailandia van a sufrir este envejecimiento en 25 años o incluso menos. Esta reversión histórica "constituye un logro notable", no obstante hay que tener en cuenta los efectos que tendrá sobre la economía y las reformas que se van a tener que acometer en los sistemas de pensiones o en sanidad.
Pensiones y gasto público
Para sofocar esta situación, "los gobiernos pueden elegir entre elevar los impuestos, modificar las partidas de gasto, reducir el gasto en pensiones, privatizarlas o elevar la edad de jubilación. Como es lógico, estas reformas no cuentan con el entusiasmo de la opinión pública, especialmente de los mayores".
Debido a que estas medidas son poco populares y los políticos 'viven' del voto de sus ciudadanos, estas reformas que son urgentes se posponen año tras año lo que sin duda obligará a tomar decisiones más duras e impopulares en el futuro: "Aunque esta estrategia puede ser políticamente conveniente y puede calmar la ansiedad pública de forma temporal, aplazar estos cambios necesarios impondrán mayor presión para el futuro, los cambios serán más duros y más costosos", concluye Joseph Chaime.