Economía

Irlanda es la economía que más crece en la UE dos años después del rescate

  • El déficit de 2015 habría caído un 2,1%, bastante por debajo del objetivo fijado del 2,7%
  • La clave ahora es la sostenibilidad y la necesidad de evitar los errores del pasado

Irlanda afronta el nuevo año en una encrucijada en la que se juega la continuidad de un crecimiento sin precedentes en la Unión Europea en el recién finalizado 2015. A semanas de que los ciudadanos decidan en las urnas si le dan continuidad al proyecto encabezado por Fine Gael, el Gobierno confía en que el mantra de que el Tigre Celta vuelve a rugir cristalice en el imaginario del votante.

Su mejor carta de presentación es la diferencia operada en el último lustro: mientras en 2011 el primer ministro había tenido que comparecer en televisión para advertir de la dureza de las medidas necesarias para salir de la UCI, la coalición de centro-derecha ha logrado completar con éxito una histórica legislatura que deja como legado el fin de la intervención financiera, desafiando las pobres expectativas del inicio de su andadura conjunta, sellada a apenas tres meses del escarnio de renunciar a su soberanía.

Cinco años después de su bajada a los infiernos, Irlanda ha logrado cerrar el círculo con las primeras cuentas que evitaba la austeridad como ingrediente principal. Transcurridos dos años del fin del rescate, Dublín presenta el crecimiento más acelerado del continente por segundo año consecutivo. Tras la contracción del 11 por ciento experimentada entre 2007 y 2009, el PIB de 2015 mejorará nada menos que un 6,2 por ciento, de acuerdo con las previsiones oficiales, una tendencia que se espera permanezca a medio plazo gracias al positivo impacto de la política expansionista del Banco Central Europeo, el bajo precio de los hidrocarburos, un euro debilitado y la mejora sostenible de la recuperación en Estados Unidos y Reino Unido, dos de los principales destinos de los bienes y servicios irlandeses.

El progreso es el resultado de años de ajustes derivados de la dolorosa disciplina impuesta por la troika, pero el reto pasa por mantener la senda actual sin repetir los errores del pasado. La dieta de ladrillo indiscriminado y crédito hipertrofiado ha sido sustituida, de momento, por la responsabilidad fiscal. A falta de confirmación, el déficit de 2015 habrá caído al 2,1 por ciento, muy por debajo del objetivo del 2,7 por ciento y a años luz del 12,5 que dominaba cuando Fine Gael unió sus fuerzas a las del Laborismo para poner fin a la hegemonía de Fianna Fáil, que entre mayorías absolutas y ejecutivos de coalición sumaba 24 años en el poder.

Pero el riesgo de la complacencia es permanente. Las autoridades internacionales, las mismas a las que les quedan años de expediciones en Dublín para garantizar que no hay descarrilamientos, han pedido reiteradamente contención presupuestaria y priorizar la resolución de la deuda antes que la generosidad, pero el Gobierno ha considerado que es hora de recompensar a la ciudadanía por los sacrificios a los que se ha visto sometida.

El problema es que una parte notable de los factores que han permitido los recientes aumentos de gasto y recortes de impuestos carece de garantías de sostenibilidad en el tiempo. El significativo incremento de la recaudación fiscal en 2015, con hasta 3.000 millones más de lo previsto, procede del aumento del impuesto de Sociedades por parte de las multinacionales que campan en la Isla Esmeralda, por lo que su impacto en el erario no está necesariamente asegurado para el futuro. El propio Consejo Asesor Fiscal del Gobierno ha advertido de que proyectar estos ingresos en el futuro contiene "preocupantes ecos de los errores del pasado".

Perspectivas alentadoras

No en vano, la UE no es la única cada vez más inquieta por el creciente estatus de Irlanda como paraíso fiscal y las dudas acerca de si la recuperación va más allá de la industrializada Dublín son cada vez mayores. La clave será, por tanto, la estrategia del nuevo Ejecutivo, independientemente de su color.

De momento, los cimientos son alentadores, a pesar de que la deuda, todavía por encima del 100 por ciento, continúa proyectando una sombra amenazadora sobre las arcas públicas. El magnetismo de la isla para la inversión directa extranjera no ha perdido su apelación para las multinacionales y, desde 2012, se han creado 136.000 nuevos empleos en el sector privado, de los que un quinto corresponden a las empresas internacionales. El paro, por tanto, ha caído hasta el 9 por ciento, nada menos que seis puntos en relación al pico de la crisis.

El gasto del consumidor, aunque por debajo de los tiempos del boom, sigue repuntando, como prueba el aumento de adquisición de vehículos, un 30 por ciento más, y se espera una mejora notable de las condiciones cuando este mes comiencen a entrar en vigor las medidas anunciadas en el Presupuesto.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky