
A comienzos de este año, Bill Walker, gobernador de Alaska, no tuvo más remedio que anunciar algo doloroso: "Los recortes han llegado y algunos serán muy dolorosos. Nuestro Estado se enfrenta a un déficit fiscal de 3.600 millones de dólares, lo que podría obligarnos a tener que ahorrar 10 millones de dólares al día", sentenció el político estadounidense. Alaska ha financiado durante años sus políticas de bienestar (incluida una renta básica) con los ingresos derivados del petróleo, ahora que el oro negro ha caído más de un 50%, las finanzas del Estado son insostenibles.
Según publica The Atlantic, el 90% del gasto público de Alaska estaba financiado por los ingresos del petróleo. Los ciudadanos de este Estado han disfrutado de universidades, carreteras y otros servicios sin tener que pagar apenas por ellos. Además, cada residente en Alaska recibe una renta básica que proviene del Fondo Permanente del Estado, una especie de fondo soberano parecido al de Noruega, sólo que con un tamaño muy inferior. Pero Alaska no gestiona todos los activos como un fondo soberano, sino que tiene un fondo de reservas con el que financia el déficit del Estado y el señalado Fondo Permanente, cuya gestión sí es similar a la de un fondo soberano al estilo noruego.
En 2014 el fondo aportó a Alaska ingresos por valor de 6.800 millones de dólares, que permitieron repartir un cheque de 1.884 dólares anuales a cada residente, una cantidad que en 2015 será aún superior (2.048 dólares). Hasta ahora, el pago del dividendo se realiza mediante una fórmula que hace un cálculo de los rendimientos obtenidos por el Fondo Permanente en los últimos cinco años. Esta fórmula deberá ser revisada para lograr la sostenibilidad del fondo en el tiempo, ahora que los ingresos del petróleo se han reducido drásticamente.
Tal y como publica la agencia de calificación Standard & Poor's, la situación fiscal de Alaska es muy preocupante: "El déficit estructural en 2016 será de 3.100 millones de dólares, lo que es igual al 55% del gasto total del estado (sin contar fondos federales). De modo que Alaska tendrá que financiar este desequilibrio con las reservas presupuestarias que acumula, algo que por suerte puede hacer durante varios años, pero la situación no es sostenible".
Craig Richards, fiscal general del Estado y el grupo de Oportunidades Financieras, han publicado un documento en el que insisten en la significante necesidad de implementar una reforma fiscal en Alaska: "El Estado debe emprender una transición en la que el objetivo sea dejar de depender los ingresos derivados del petróleo para financiar los gastos públicos".
Hay que modificar el dividendo
Las recomendaciones del fiscal y de S&P consisten en que Alaska reúna todos sus activos (incluyendo Fondo Permanente y fondo de reservas del presupuesto) para enviar a este fondo común todos los ingresos derivados del petróleo, lo que sumaría una cantidad superior a los 56.000 millones de dólares que se invertirían igual que un fondo soberano de riqueza. Así, la volatilidad de los precios del petróleo serían menos influyentes sobre la financiación del presupuesto de Alaska.
En opinión de S&P, "crear este modelo de fondo soberano de riqueza, probablemente desalentaría también la volatilidad de los presupuestos de Alaska. Sin embargo, aún adoptando el modelo de fondo soberano de riqueza, no se solventaría los problemas financieros del Estados. El informe estima que se requerirían activos por valor de 100.000 millones de dólares para hacer sostenible los gastos del Estado y el pago de dividendos actual a los residentes de Alaska". Y es que en 2015 unos 676.379 residentes de este Estado recibirán un cheque de 2.072 dólares, según reveló el Gobierno el 21 de septiembre.
De modo que aunque esta reforma fuese aplicada, los problemas fiscales de Alaska no habrían llegado a su fin. "Para cerrar el déficit totalmente, el Estado deberá implementar una combinación adicional de recortes en el gasto, reducción de las exenciones fiscales y buscar la forma de incrementar los ingresos (sin descartar la posibilidad de introducir nuevos impuestos en el Estado)".
Para concluir, S&P cree que "cualquier camino que emprenda Alaska no será fácil, no sólo tendrán que limitar los pagos de dividendos, sino que tendrán que buscar fórmulas para incrementar los ingresos y reducir los gastos. El informe del fiscal muestra que recortar el pago de dividendos a la mitad seguirían siendo aún insuficiente para cerrar el desequilibrio fiscal".