Economía

Una victoria de Syriza daría alas a quienes se oponen a las reformas liberales de Renzi

  • Tsipras, un modelo para la izquierda italiana que rechaza la austeridad

Los políticos italianos que acudieron el viernes al mitin electoral de Alexis Tsipras en la plaza Syntagma de Atenas eran muchos menos que hace nueve meses, cuando el ascenso del líder griego encarnaba el sueño de varios movimientos y partidos de la izquierda transalpina, que hasta habían decidido reunirse bajo su nombre en las elecciones europeas de junio de 2014 (Otra Europa con Tsipras se llamaba la lista, que llegó al 4 por ciento).

Por aquel entonces, se había acercado a Grecia hasta Beppe Grillo, el cómico líder de un exitoso movimiento antipartidos (el Movimiento 5 Estrellas), que en los sondeos sigue superando el 25 por ciento de intención de voto, mezclando instancias de la izquierda antiausteridad con tonos populistas propios de la derecha europea.

Iglesias y Corbyn, referentes

Ahora, tras la firma del tercer rescate heleno y la ruptura de Syriza, el mito de Tsipras ha perdido su esplendor y la izquierda transalpina mira con más interés a Pablo Iglesias o al nuevo líder laborista británico, Jeremy Corbyn. Esto, sin embargo, no significa que el resultado de las elecciones que se celebran hoy en Grecia no tendrá consecuencias en Roma.

De hecho, mientras Matteo Renzi impulsa a la principal fuerza progresista italiana, el Partido Demócrata (PD), hacia una posición liberal, dentro y fuera de la coalición de Gobierno se multiplican los intentos de crear un partido o una coalición de izquierdas que pueda contraponerse al primer ministro y robar la escena al populismo de Beppe Grillo. Un objetivo compartido incluso por varios diputados y senadores del PD de Renzi, que a pesar de formar parte de la coalición de Gobierno, siguen poniendo trabas a las reformas del primer ministro.

Una victoria de Tsipras en las elecciones generales de hoy galvanizaría a los partidos y a los movimientos de izquierda transalpinos, indicando que en Europa sigue siendo posible una alternativa antiausteridad. Por el contrario, un triunfo de los conservadores de Nueva Democracia (o incluso un empate que obligue a Tsipras a formar un gabinete de amplia coalición con sus adversarios) reforzaría la posición de Matteo Renzi, que busca suavizar los efectos de la austeridad, pero sin romper con las instituciones europeas.

Los primeros efectos del voto griego se empezarán a ver desde mañana, lunes, cuando Renzi reúna a la cúpula de su partido para negociar con la oposición interna una solución que desatasque la reforma del Senado. El primer ministro tiene la sartén por el mango pues a sus opositores les falta unidad y proyecto político. Pero un éxito de Tsipras podría revitalizar la oposición a la agenda de Gobierno, alargando el tiempo de la negociación y echando a rodar la reforma constitucional que Renzi quiere aprobar cuanto antes.

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