
Si durante el pasado fin de semana, las tensiones entre las distintas partes implicadas en el próximo rescate griego han sido evidentes, el Fondo Monetario Internacional parece haber lanzado una guerra implícita contra Wolfgang Schauble, el ministro de finanzas germano. Si Alemania intenta imponer su puño de acero y evitar cualquier quita o reestructuración, la institución de Christine Lagarde ha echado un jarro de agua fría al advertir que el ratio de deuda con respecto al PIB de Grecia podría dispararse hasta el 200 por ciento.
Sin quita apropiada a la vista y con la más que evidente falta de sostenibilidad de la deuda helena, el Fondo tendría excusa más que suficiente para dar la espalda a los gobiernos de la eurozona y no participar en el tercer rescate griego, como ya había presionado el gobierno de Alexis Tsipras. Según señala el Financial Times, la regulación del Fondo estima que la institución no puede participar en un rescate si la deuda de un país es insostenible y no existe señal alguna de que el país en cuestión pueda regresar al mercado privado para financiarse.
Tsipras se negó rotundamente durante el fin de semana a la participación del FMI en un tercer programa mientras la canciller alemana, Ángela Merkel, consciente de la que se le viene encima, presión al primer ministro heleno para que pida apoyo al Fondo cuando su actual programa expire. De momento, el gobierno griego sigue aumentando su mora con el Fondo, al que ya debe 2.000 millones de euros tras no haber cumplido dos de sus pagos. La institución evalúa ahora si otorgar o no una extensión mientras se evita en todo momento utilizar la palabra default o impago.
Según el FT, si el FMI tuviera decidiera salirse del programa griego, los problemas políticos y financieros aumentarían sensiblemente para Berlín y otros acreedores de la eurozona. Al fin y al cabo, sin el apoyo del Fondo, los funcionarios alemanes lo tendrían aún más difícil para contar con la aprobación del Bundestag.
En estos momentos, según funcionarios de la UE, Grecia necesita aproximadamente 86.000 millones de euros, de los que se espera que el Mecanismo Europeo de Estabilidad costee alrededor de entre 40 y 50.000 millones de euros. El actual programa de rescate del FMI, que expira en marzo de 2016, todavía cuenta con 16.400 millones de euros en fondos sin utilizar pero estos no pueden ser concedidos hasta que Grecia borre su mora con el Fondo. Además los funcionarios europeos asumen que una vez que expire el programa actual, el Fondo contribuya al nuevo programa que se está preparando en estos momentos.