
Como en las tragedias de la Grecia clásica, un coro de voces a menudo disonante narra los capítulos de una obra que, en este caso, continúa sin un claro final. De nuevo ayer la Comisión Europea, por boca de su responsable de Asuntos Económicos, fue la encargada de añadir los párrafos positivos.
"Creo que es posible" alcanzar un acuerdo en las próximas semanas, dijo Pierre Moscovici, en una comparecencia ante el Senado francés. Sin embargo, el socialista galo recordó que se debe "acelerar" la negociación, porque todavía existen "grandes brechas" entre la posición de las instituciones internacionales y el Gobierno de Syriza que lidera Alexis Tsipras.
Como en ocasiones anteriores, los miembros de Syriza trajeron los malos augurios para intentar reblandecer la postura de la UE y el FMI. El portavoz parlamentario del partido, Nikos Filis, dijo que "el momento de la verdad" será el 5 de junio. Si para entonces no se logra un acuerdo en el paquete de reformas que desbloquee los 7.200 millones que quedan en el rescate, Atenas no podrá pagar al FMI ese día. Pero ése será el primero de los cuatro desembolsos que tiene que realizar a la institución el próximo mes, y que superan los 1.500 millones.
Nueva ronda negociadora
Grecia y las instituciones reunidas en el llamado Grupo de Bruselas abrieron ayer una nueva ronda negociadora que durará hasta el sábado. Y en ella ya se discuten a fondo los últimos grandes obstáculos para el acuerdo: la reforma laboral y las pensiones. Fuentes comunitarias comentaron ayer que los griegos y sus acreedores perfilan una propuesta sobre pensiones y también se han dado pasos en el mercado de trabajo, aunque no quisieron entrar en detalles.
Como ya se intuía desde que arrancaran las negociaciones el pasado febrero, el objetivo es lograr un paquete de reformas que permita salvar la cara a Tsipras ante el ala más radical de su partido y que a su vez sea lo suficientemente sólido como para recibir el visto bueno, sobre todo del FMI, que ha desempeñado el papel del poli malo, y del Bundestag alemán.
Si algunos diputados de Syriza ya han avisado de que no están dispuestos a aceptar ningún ajuste adicional, los miembros más críticos de la CDU están siendo llamados al orden por su jefa, Angela Merkel. La canciller alemana ya prepara el terreno para un acuerdo, lo que podría incluir un discurso en los próximos días. Será muy difícil de tragar para una significativa parte de sus filas, ya que podría incluir tan sólo un tercio de los compromisos adquiridos con el Eurogrupo, según una fuente alemana citada por Bloomberg. Si Merkel maniobra para evitar el fracaso político que supondría la quiebra helena y la posible salida de Grecia del euro, su todopoderoso ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, volvió a remar en sentido contrario, evidenciando la tensión entre ambos.
Schäuble dijo: "Me lo tendría que pensar muchísimo" antes de decir que Grecia no quebrará en la situación actual. Schäuble ya aceptó a regañadientes el pasado 20 de febrero la prórroga de cuatro meses del rescate heleno, ya que estaba listo para dejar que Syriza llevara al país a la bancarrota y saliera de la eurozona. En una entrevista con The Wall Street Journal, publicada ayer, el ministro también lanzó un aviso a la Comisión, que intenta tejer un acuerdo por partes que también permita un desembolso troceado de los fondos que quedan, si es necesario sin el FMI, para así salvar el estancamiento de las negociaciones. El acuerdo del Eurogrupo de febrero impide esta posibilidad. Por eso, la Comisión coquetea con la idea de cambiar este marco, aunque la institución no sea miembro de pleno derecho del Eurogrupo. "La Comisión tiene que actuar dentro de los límites de su función", subrayó Schäuble, al tiempo que rechazó que pudiera considerarse un desbloqueo en partes de los 7.200 millones restantes, según se cumpliera una serie de metas, tal y como sugieren fuentes comunitarias.