
Aplicar una quita a la deuda griega, tal y como pide el nuevo Gobierno heleno, parece un tema tabú en Europa. Sin embargo, cada vez tiene más partidarios. Y no sólo porque reducir el peso de la deuda (no solo a Grecia) es la única manera de reactivar el crecimiento en la Eurozona, sino porque empujar al país al 'default' podría desembocar en la ruptura del euro según Bloomberg .
El portal financiero en su editorial explica que Alexis Tsipras y su partido defienden una reducción de las obligaciones financieras de Grecia, una idea que a diferencia del resto del programa político de Syriza parece tener sentido.
La deuda griega ya ha sido sometida a una reestructuración, pero esta no fue lo suficiente importante para que las finanzas griegas logren la sostenibilidad. De modo que a pesar del alivio que supuso este impago ordenado y pactado, los déficits de Grecia han seguido siendo importantes y su deuda respecto al PIB ha vuelto a crecer desde entonces.
El caso de Alemania
Alemania, que es hoy el Estado que muestra una mayor oposición a una nueva reestructuración de la deuda griega, sirve de ejemplo del buen funcionamiento económico que puede suponer un alivio importante de la deuda de un país. Después de la Segunda Guerra Mundial, los acreedores del país germano decidieron perdonarle parte de la deuda, alrededor del 50% del total.
A día de hoy Alemania es uno de los países más ricos del mundo y uno de los principales acreedores de la Eurozona. Desde la mayor potencia económica de Europa se ve una nueva reestructuración de la deuda como un acto que puede incurrir en riesgo moral y profusión, por eso optan por la austeridad y la devolución integra de las deudas.
Pero este sistema de austeridad, incrementar impuestos y reducir el gasto público ha empobrecido Grecia, mientras que en países como España, Portugal, Italia o Francia no ha servido para reducir la deuda pública sobre PIB, siempre según Bloomberg .
Perdonar parte de la deuda a Grecia ayudaría al país a realizar las reformas que necesita evitando tanto sufrimiento. En algunos países el coste de los intereses de la deuda pública sobrepasan el 10% del gasto público.
Ese dinero sería mucho más útil si se pudiera utilizar en políticas que pudieran devolver a los desempleados al trabajo. Si el empleo creciese con fuerza y el PIB también, el pago de la deuda sería mucho más fácil para los gobiernos. Además, el coste real de una reestructuración de deuda para los acreedores es escaso, según explican desde Bloomberg.
Por si estas ventajas fueran pocas, también aumentaría el apoyo al proyecto de la Unión Europea en los países afectados por el exceso de deuda. Alemania tendría también mucho que ganar, puesto que sus principales socios comerciales son de la UE y algunos de ellos son del sur de la Eurozona. Por todo ello, Alemania debería reconsiderar su postura otra vez.
No se le ha hecho ningún favor a Grecia
El columnista estrella y editor adjunto del Financial Times, Martin Wolf, mantiene una opinión muy similar a la del editorial de Bloomberg. Wolf señala que los acreedores tenían la responsabilidad moral de prestar su dinero de forma inteligente, si ellos fallan a la hora de decidir a quién prestan sus ahorros merecen de cierta forma el impago de sus préstamos. Por lo que toda la culpa de la situación no es de Grecia.
Por otro lado, Wolf cree que es falsa la hipótesis que dice que la Eurozona está siendo extraordinariamente generosa con Grecia. El rescate del FMI y de la Eurozona no se hizo para ayudar a los griegos, se realizó para evitar el impago de los prestamos que habían realizado los acreedores extranjeros a Grecia mediante la compra de deuda pública griega y otros activos del país. Es decir, un rescate encubierto de la banca europea que prestó dinero sin control a sucesivos gobiernos helenos.
Por todo ello, Wolf cree que una reestructuración de la deuda griega es lo mejor que puede suceder para la Eurozona. Ahora bien, estas quitas deberían hacerse condicionadas, siguiendo iniciativas que se han llevado a cabo a través del FMI y el Banco Mundial. De este modo, Grecia también podría modernizarse para encarar mejor el futuro, según Bloomberg.
Retrasar una decisión inevitable
Wolf explica que la solución política fácil sería continuar retrasando el día de reconocer que Grecia no podrá pagar su deuda, mejorando las condiciones del rescate tal y como se ha mostrado partidaria la propia Comisión Europea. De este modo, también se evitaría que otros países pidieran su propia quita.
El problema es que si no se reestructura la deuda de Grecia, el país heleno podría verse empujado al 'default' y, por ende, a salir del euro. Esta situación no sólo afectaría a Grecia, sino afectaría a toda la Eurozona porque se demostraría que el euro no es un proyecto irreversible, simplemente sería un proyecto en el que se ha fijado el tipo de cambio de los países que componen la Eurozona en el que no existe una unión común, siempre según Bloomberg.
Esta situación mostraría que la unión monetaria no es tal y que simplemente es un anclaje de monedas, aunando lo peor de los dos mundos: por un lado la rigidez de un tipo de cambio fijo y por otro la ausencia de la credibilidad que otorga una unión monetaria. "En cualquier futura crisis, la cuestión sería cuándo llega el momento de salida. El resultado sería una inestabilidad crónica", añade Wolf.
Y es que crear la unión monetaria fue la segunda peor idea que han tenido los países que forman parte del euro, pero romper la Eurozona ahora sería la peor de todas las ideas posibles, concluye el economista británico