
Ya lo advirtió el BCE al constatar el freno de la Eurozona con la rebaja de sus previsiones. La economía alemana creció un 0,1% en el tercer trimestre con respecto a los tres trimestres anteriores, según ha informado hoy el Departamento Federal de Estadística (Destatis). Es un avance modesto, que no calma los ánimos sobre la debilidad de la Eurozona, pero coincide con lo esperado y permite al país evitar la recesión después de haber registrado una contracción del -0,1% en el segundo trimestre del año. El PIB de la zona euro repunta el 0,2% entre julio y septiembre.
En términos interanuales, el PIB germano repuntó el 1,2%, una cifra que coincide también con el dato una vez corregidos los efectos de calendario, explica Destatis.
El leve tirón de la economía entre julio y septiembre se debió fundamentalmente al consumo privado, señala la oficina estadística germana, unido a una pequeña contribución de la demanda exterior. Del otro lado, la inversión en bienes de equipo se redujo significativamente, mientras que la construcción también cayó.
La economía alemana se ha quedado sin fuelle tras la frenada en seco registrada en el segundo semestre y es previsible que la situación no cambie hasta entrado el año nuevo. En consecuencia, el gobierno de Angela Merkel ha rebajado sus previsiones de crecimiento, que estima ahora en un 1,2% para el presente ejercicio y en el 1,3% en 2015.
"Las razones más importantes son la inseguridad derivada de las numerosas crisis geopolíticas, pero, sobre todo, la decepción que se repite una y otra vez ante la ausencia de una recuperación en Europa", precisa el economista jefe del Instituto de Crédito para la Reconstrucción (KfW), Jörg Zeuner, quien considera que el "complicado" contexto internacional hace que las empresas se muestren reacias a realizar inversiones.