
Existe un excedente de población activa, la oferta de trabajo es la que es... A la vista de la situación actual, ¿cuál es la solución?, pregunta un lector al economista Santiago Niño Becerra. ¿Bajadas de sueldo generalizadas y trabajar el doble de horas?
Pero, ¿solución a qué?, se pregunta Becerra en su blog de La Carta de la Bolsa. "Volver a 2006 va a ser imposible porque aquello se basó en una irrepetible burbuja de deuda", señala el catedrático de Estructura Económica de la Universidad Ramón Llull.
Volver a la situación en la que el pleno empleo del factor trabajo era un hecho y los salarios eran permanentemente crecientes, prosigue, también lo es. "Porque hoy sabemos que los recursos son limitados y que es posible crecer utilizando una cantidad decreciente de factor trabajo".
En su opinión solo en muy pocos casos el reparto del tiempo de trabajo será posible a cambio de reducciones salariales. "Bajadas masivas de sueldos no evitan que cada vez se precise menos trabajo porque la tecnología cada vez es más barata".
En esta situación, trabajar más horas será imprescindible por parte de algunos: "los megacracks", que apunta Niño Becerra, "a quienes se pagará muy bien, pero serán una superminoría". "Los derechos laborales, los derechos ciudadanos irán decreciendo de todos modos porque se va a vivir en una cuasi permanente situación de emergencia determinada por la premura de supervivencia".
La base del problema
"Tal y como lo veo, la solución será ir a menos, hacernos más pequeños, pasar con menos, regresar a una época en la que se hacían cosas ya olvidadas, como devolver los envases que se utilizaban".
Para Niño Becerra, el problema del modelo en el que se ha vivido reside en que "crecimiento ha estado vinculado a forma de vida". Las ciudadanías de las economías avanzadas y más o menos desarrolladas han avanzado, y porque han avanzado han vivido mejor, cada día un poco más; y ese vivir mejor ha llevado, a través del consumo, a que las economías creciesen. "Pero eso ha dejado de ser así", apunta.
Así pues, cuando España comience de nuevo a crecer, el crecimiento "será muy suave y siempre en relación al nivel alcanzado en la caída". Eso supone, en opinión del economista, que "no se vivirá cada vez mejor, aunque se crezca, porque el desperdicio ya no es posible. Para vivir mejor era necesario desperdiciar o, como mínimo, subutilizar".
"Luego la vía alternativa es aprender a vivir con menos, es decir y con aquel esquema, peor", concluye.