
"De vital importancia": así calificó recientemente el Banco de España, en uno de sus informes mensuales, la posibilidad de "no incorporar la inflación a la negociación colectiva", el proceso de diálogo en el que la patronal y los sindicatos deciden cuál será la evolución de los salarios.
La institutición que gobierna Luis María Linde sigue con cuidado la moderación salarial que está experimentando el mercado laboral español, y la ganancia de competitividad exterior, que se está produciendo al mismo tiempo, y no quiere perder terreno en este ámbito.
De hecho, el regulador destaca los efectos benéficos que, el año pasado, tuvieron tanto "el menor impacto de las cláusulas de salvaguarda de la inflación", como "el menor aumento de los sueldos pactados por convenios colectivos".
Estos últimos se incremenatron solamente un 1,3 por ciento en 2012, frente el incremento del 2,5 por ciento que mostraron en 2011.
Una inflación pasajera
Además, para remachar su postura en pro de una menor influencia de la evolución de los precios sobre los sueldos, el Banco de España pone de manifiesto lo "coyuntural", y por tanto pasajero, del repunte que ha experimentado el IPC en los últimos meses, y que lo llevó al 3,5 por ciento en octubre.
De hecho, ha ido perdiendo décimas desde entonces hasta situarse en el 2,7 por ciento, de acuerdo con el cálculo provisional relativo al pasado mes de febrero.
El compromiso con la ganancia de competitividad del Banco de España llega hasta el punto de solicitar que haya otras variables, además de los sueldos, que den ejemplo de moderación. En particular, los expertos del regulador propugna la necesidad de que también los márgenes empresariales se vean reducidos y contribuyan así a que los precios de los bienes y servicios españoles sean más atractivos.
Otra posibilidad, avalada por la patronal, de obtener ganancias pasa por insistir en elevar el IVA (que es desgravable para los exportadores) al tiempo que se compensa esa alza con menores cotizaciones sociales.