
Pese al optimismo moderado que sobrevuela al Viejo Continente, algunos expertos consideran que las turbulencias volverán pronto. "La crisis del euro está en remisión, pero las condiciones subyacentes no se han curado", afirmó a la CNBC Barry Eichengreen, economista y profesor de economía en la Universidad de California en Berkeley.
"La flexibilización llevada a cabo por el Banco de Japón pondrá mucha más presión sobre la apreciación del euro y traerá dolores cabeza antes de lo que pensamos", añadió.
Cierto es que, desde Bank of America, advertían en un informe que la zona euro podría ser el único en "jugar de forma justa" en las guerra de divisas, y debería ser una "gran preocupación para Alemania".
"El mandato estricto del BCE sobre la inflación limita sus acciones para apoyar el crecimiento, acciones que podrían haber debilitado la moneda, como ha sucedido con la Reserva Federal y el dólar o el Banco de Inglaterra y la libra", explican. "Su compromiso con un tipo de cambio impulsado por el mercado impide que, directa o indirectamente, el BCE pueda manipular el valor del euro", añaden.
Como resultado de esta situación, si el resto de bancos centrales, directa o indirectamente, apuestan por devaluar su divisa, "la zona euro va a terminar con la moneda más fuerte", por lo que el resultado final "será una economía de la zona euro más débil, que eventualmente podría poner en peligro la independencia del BCE", concluye BofA.