
Tras el crítico editorial publicado hace solo dos días, el diario británico Financial Times vuelve dedicar espacio al problema de los desahucios en España. En un artículo titulado El coste humano del desastre financiero en España, hace un repaso de los últimos acontecimientos y de la difícil situación que atraviesan algunas familias.
"Diana y José Escubero y sus dos hijos no están seguros de dónde van a vivir en unos meses". Así arranca la noticia que publica el rotativo británico, que utiliza el caso de esta pareja madrileña como ejemplo para ilustrar un problema que según señalan afecta a 350.000 españoles.
Esta cifra, en línea con los datos aportados por el Consejo del Poder Judicial, fue rebajada ayer a "entre 4.000 y 15.000" por el Ministerio de Economía. Según explicaron desde el Gobierno, los cálculos del CGPJ incluyen los vinculados a locales, viviendas, establecimientos industriales o comerciales, mientras que el número desahucios de primera vivienda es muy inferior.
Al margen del baile de cifras, la cuestión de los procesos de ejecución hipotecaria y los desahucios en los que culminan muchos de ellos han centrado la atención de medios, políticos y sector financiero en los últimos días, especialmente después del suicidio de la ex edil socialista Amaya Egaña en Barakaldo. Este trágico suceso, el segundo en pocos meses, "escandalizó al país" y ha llevado a los bancos y al propio Gobierno de Mariano Rajoy a tomar medidas urgentes al respecto, indica el FT.
En efecto, ayer entraba en vigor el real decreto ley que establece la paralización durante dos años de los desahucios para aquellas familias se encuentren en situaciones "especialmente vulnerables", lo que supone cumplir varios supuestos de rentas mínimas y familiares a cargo entre otras.
Pero, además de la acción del Gobierno, el artículo retoma el caso de los Escubero para explicar otro de los factores que ayuda a frenar una mayor escalada de ejecuciones hipotecarias que culminan en lanzamiento. Según explica, la familia se ha mudado a casa de los padres de ella para ahorrar y hacer frente a su deuda, una situación que se repite "en todo el país, en la que las familias se ven forzadas a ayudar a sus parientes dándoles alojamiento, comida o dinero".
Gracias a esta colaboración, apunta el diario, el volumen de hipotecas fallidas es "bajo" comparado con el elevado nivel de desempleo del país, que alcanza el 25% de la población activa, y de la caída de los precios de la vivienda.
"Si no fuera por el apoyo familiar, sería mucho peor", asegura al FT el profesor del Esade Juan Ignacio Sanz. "En muchos casos, los abuelos son ahora los que pagan las hipotecas de sus hijos con sus pensiones", añade, y concluye: "No sé cuánto tiempo se podrá mantener".