Economía

¿Es un espejismo la mejora de Islandia? El peligro de una nueva burbuja inmobiliaria

Imagen: Arnaldur Halldorsson/Bloomberg

El país recibió en 2008 un rescate internacional que le obligó a acometer importantes ajustes económicos. Y tras escoger su propia estrategia anticrisis empieza a recoger los frutos de su apuesta. Pero aún así se impone la cautela porque los políticos luchan por evitar que se geste una nueva burbuja inmobiliaria.

El precio de los pisos se ha disparado un 17% desde abril de 2010 y ahora está tan solo un 1,7% por debajo del máximo alcanzado antes de la crisis en marzo de 2008, según las estimaciones del Instituto de Estadística de Islandia.

El auge se debe a las restricciones monetarias y a los controles de capital impuestos en 2008 par evitar el colapso de la corona, unas medidas tomadas después de que los principales bancos islandeses (Kaupthing, Landsbanki y Glitnir) se fueran a la quiebra e impagaran 85.000 millones de dólares.

Aunque estos controles han evitado un éxodo de capital y han respaldado la recuperación, lo cierto es que también han provocado que 8.000 millones de coronas hayan fluido hacia activos del propio país, inflando la demanda de activos inmobiliarios y bonos hipotecarios, recuerda Bloomberg en un artículo. Y por eso los controles de capital suponen hoy una gran amenaza para la recuperación, según las principales agencias de rating y el Fondo Monetario Internacional.

El banco central de Islandia, un país de 320.000 habitantes, estima que estas medidas que se estan eliminando gradualmente, no se suprimirán totalmente hasta 2015. La ministra de Finanzas del país, Katrin Juliusdottir, explicó en una reciente entrevista que algún tipo de control monetario se mantendrá en vigor hasta que Islandia adopte el euro, a pesar de que la isla aún tiene que completar las negociaciones, que se iniciaron en 2010.

¿Limitar las inversiones?

Mientras llega ese momento, el gobierno islandés trata de corregir estos desequilibrios, que elevan el riesgo de que esta pequeña isla nórdica experimente un nuevo ciclo de auge-caída justo cuatro años después de que el sector bancario arrastrara a la economía a su peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial.

"Hay razones para examinar si el Parlamento británico debe aprobar una ley para limitar las opciones de inversión para los extranjeros", explica Sigridur Ingibjorg Ingadottir, presidente del comité de bienestar del Parlamento islandés, en declaraciones que recoge Bloomberg. Esto podría implicar "prohibir a los inversores usar fondos para invertir en el mercado inmobiliario", añade.

¿Recuperación o "situación anormal"?

Según las estimaciones del banco central del país, el Producto Interior Bruto (PIB) islandés se expandirá un 3,1% este año y un 2,2% en 2013 después de contraerse un 6,8% en 2009 y otro 4% el año siguiente.

Los controles de capital ayudaron a respaldar la recuperación, pero también "han creado una situación anormal que nos llevan a creer que la situación económica es mejor de lo que realmente es", señala Ingadottir. "Estamos viviendo en un mundo artificial con la corona islandesa, que no es una moneda real".

Sin duda, los bonos hipotecarios se han convertido en el blanco preferido de los inversores extranjeros. Estos inversores han puesto su dinero en bonos emitidos por el proveedor de hipotecas estatal, el Fondo de Financiación de la Vivienda (FFV), que controla aproximadamente el 60% del mercado de préstamos hipotecarios del país. Pero ahora, el FFV lucha por mantenerse a flote, ya que pierde terreno frente a unos bancos comerciales que amplían su gama de productos para captar una mayor participación en el mercado hipotecario.

Las restricciones de capital han mantenido bajos los rendimientos, lo que ayuda a los islandeses a tomar préstamos baratos de los bancos comerciales y prepagar sus hipotecas al FFV.

"Podemos asumir que ahora hay una burbuja de activos en expansión", añade Ingadottir, cuyo comité supervisa el FFV. "El desarrollo en el mercado inmobiliario es anormal".

El gobierno quiere evitar a toda costa traspasar el coste del rescate del FFV a los contribuyentes, especialmente teniendo en cuenta que las elecciones parlamentarias están a la vuelta de la esquina. Ahora, Islandia debe decidir si quiere rescatar al FFV "a través del sistema fiscal o del sistema de pensiones", señala. "Así que en realidad se trata de una cuestión sobre qué generación debe sufrir las pérdidas. La solución mágica es, probablemente, una mezcla de estas dos alternativas", concluye.

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