Economía

¿Por qué Weber apoya los rescates y critica las compras de bonos del BCE?

Axel Weber, presidente del Bundesbank y posible futuro presidente del BCE. Foto: Reuters

Axel Weber, presidente del Bundesbank, se destapó ayer al asegurar que el fondo de rescate de la Eurozona podría ampliarse. Esta actitud contrasta con sus reiteradas críticas a la compra de bonos soberanos por parte del BCE. Ambas medidas implican prestar dinero a los países en dificultades, pero con dos caminos diferentes. ¿Por qué favorece Weber una y no la otra? La crisis es la causa de los problemas de los Estados, no la consecuencia.

Para intentar buscar una solución, se podría mirar hacia la principal diferencia entre ambas propuestas. En el fondo, ambos mecanismos suponen prestar dinero a los países en problemas a un tipo de interés más bajo del que exige el mercado. Pero la principal diferencia es la capacidad para imponer condiciones a los receptores del dinero.

De hecho, la compra de bonos por parte del BCE podría, en teoría, permitir a los países que no han hecho los deberes seguir con sus políticas, erróneas según Alemania. Sin embargo, acudir al fondo de rescate orquestado por el FMI y la UE exige realizar unos ajustes que la compra de bonos, al menos teóricamente, no hace.

Su oposición quedó clara no sólo a través de Weber, que pensaba que las compras supondrían un riesgo para la estabilidad, si no a través de la institución que dirige, que filtró en primavera un supuesto complot francés detrás de la compra de bonos. Según Alemania, los bancos franceses se beneficiaban más que los alemanes, ya que éstos se habían comprometido a no vender su deuda al BCE.

La influencia de Alemania

¿Persigue Alemania incrementar su influencia sobre las políticas económicas del resto de miembros de la Eurozona favoreciendo los rescates? Es una hipótesis sin contrastar, pero invita a reflexionar. Weber dio una pista hace un mes y medio: este programa "puede confundir las diferentes responsabilidades entre política fiscal y monetaria".

En Europa parece que esta visión sí que es aceptada: una de las principales razones por las que Irlanda se oponía a aceptar el plan de rescate era la pérdida de soberanía que implica.

Ya desde el comienzo de la crisis de deuda en primavera con Grecia, Alemania ha dejado bien claro quién es quién en la Eurozona. En pleno rescate del país heleno, la canciller alemana, Angela Merkel, cogió el mando de las negociaciones junto al presidente francés, Nicolas Sarkozy, y ni siquiera se intentó disimular de cara a la galería.

Sin embargo, las críticas a la visión alemana no arrecian, y su renovada influencia y poder se ven con recelo en la Eurozona; otros miembros acusan al país germano de haber provocado la segunda oleada de la crisis al asegurar que los inversores privados deberían acarrear con parte de las pérdidas y no sólo el contribuyente.

Siempre la banca

En el trasfondo de todo, la banca alemana (cuyos resultados en los test de estrés fueron muy polémicos y discutidos), que en 2008 ya tuvo que ser ayudada por Angela Merkel ante el agujero provocado por la crisis subprime.

Ahora sufre una nueva crisis por su exposición a los países periféricos, tanto a su deuda como a su sistema financiero. Por ello, a la banca le interesa un rescate, ya que supondría una garantía implícita, como explicó ya en junio César Molinas en Nada es Gratis.

Alemania ha pasado de criticar a EEUU a criticar a los países más débiles de la Eurozona. Parafraseando a Weber, que probablemente sea el próximo presidente del BCE, cuando hablaba de Grecia: "Se han metido en esto ellos solitos".

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