
El presidente del Gobierno ha dado hoy por iniciado el curso político con una intervención personal, tras el Consejo de Ministros encaminada a pilotar la salida de la crisis. Sus iniciativas pueden resumirse en la confección de unos Presupuestos del Estado que incluirán una subida de impuestos "limitada y/o temporal", la promulgación de la ley de Economía Sostenible, que será presentada al Parlamento el 9 de septiembre, y el acometimiento de varios diálogos institucionales.
Estos comprenderán la recuperación del diálogo social y dos procesos de negociación política con los demás partidos, uno sobre educación y otro sobre el nuevo modelo energético.
Aparentemente, Rodríguez Zapatero, que considera que lo peor de la crisis ha pasado, es consciente del reto que tiene ante sí y parece dispuesto a actuar enérgicamente para abreviar la recuperación. Otra cosa es que lo consiga y sobre todo, quién pueda caer en ese camino.
La negociación de los Presupuestos, que presentarán déficit -Zapatero ha fijado 2012 como objetivo de retorno al Pacto de Estabilidad-, incluirá la revisión de ciertos impuestos, aunque todavía no se ha explicitado cuáles. El presidente del Gobierno se ha limitado a recordar que la presión fiscal española, "la menor desde 1995", es siete puntos inferior a la media europea; asimismo, ha manifestado que "la actividad de la empresa y los ingresos por trabajo deben ser respetados y preservados".
¿Cuándo llegará el problema?
Esto, a priori, podría descartar una subida del IRPF que 'agrediera' a las clases medias -los ricos ya tienen sociedades limitadas y sicavs-, y anuncia una bajada del Impuesto de Sociedades a las pymes. Sin embargo, el problema vendrá cuando empiecen a hacerse cuentas porque, aparte de una revisión de la deducción lineal de 400 euros -y considerando que sí se mantendrá el chequé bebé-, de cumplir literalmente lo anunciado, lo que tocaría sería revisar al alza, temporalmente, el IVA.
Esta medida, obviamente es un auténtico dislate que amenazaría con frenar aún más el muy debilitado consumo y, por lo que el golpe sería doble -por muy indirecto que sea- sobre particulares y, claro, sobre empresas.
No se sabe más porque Zapatero no ha querido ser explícito, lo que simboliza la enesima torpeza política de los últimos meses en relación a la crisis: al no señalar que tipos de tributos se tocarían ni que rentas recibirán mayor presión, lo único que ha conseguido es 'abrir el melón' de las especulaciones y sembrar más incertidumbre de cara al que será, posiblemente, el inicio de curso político con mayor incertidumbre, debido a la crisis, desde la Transición.
Desde el punto de vista político, es relevante el enfoque que va a darse a la ley de Economía Sostenible, y que Zapatero ha reducido a cinco ejes: más y mejor regulación -principios de buena regulación económica que generen mejor transparencia y permitan la reforma de organismos reguladores sectoriales-; apoyo a la internacionalización de las empresas y más colaboración entre lo público y lo privado; reforma de la formación profesional; nuevos incentivos a la I+D+i, y creación de un fondo de inversión privada de 20.000 millones a cargo del ICO y de otro de 5.000 millones para fomentar la inversión pública de los entes locales.
Salvo el quinto apartado, que es concreto y va en la dirección expansiva, los demás pueden reducirse a pura retórica si no se articulan debidamente; y, de hecho, de la capacidad del Gobierno para impulsar el cambio de modelo a través del I+D+i y de la educación dependerá el proceso de salida de la recesión, que en nuestro caso tiene que restañar también los efectos sobre la actividad y el empleo del estallido de la burbuja inmobiliaria.
"El peor Gobierno"
Ante la intervención de Zapatero, el portavoz del PP Montoro ha expresado su opinión: tenemos el "peor gobierno de la democracia", que "no tiene ningún realismo, ni ganas de tenerlo a la hora de afrontar la raíz de los problemas económicos y sociales". Montoro ha continuado diciendo que si el Ejecutivo no cambia "radicalmente" su política económica, pondrá "en serio peligro el empleo".
El PP ha vuelto a adolecer de su incapacidad para articular siquiera una contrapropuesta coherente a las iniciativas del Gobierno -adoptando la figura del 'boxeador sonado', que 'baila' sobre la lona reaccionando poco eficazmente solo cuando recibe un golpe-.
Aunque lo cierto es que el anuncio de hoy vuelve a poner sobre el tapete el auténtico problema de un Gobierno que, una vez agotada la -más que generosa- capacidad de reacción que tenía ante la crisis, gracias a la buena salud de las cuentas públicas en los momentos previos a la crisis, está empezando a dar peligrosos palos de ciego en base a una actuación que será ineficaz al tratarse España de un país de estructura claramente liberal y moderna tras más de treinta años de democracia: ni subsidiar el paro es una medida eficaz -y, además, tremendamente onerosa- ni elevar la presión fiscal en un contexto delicado para empresas y particulares como este conducirá, tampoco, a ningún momento anticíclico que permita sortear la crisis.
Queda por ver, en referencia a esto último, si el Gobierno conseguirá mantener la palabra de Zapatero de que "los ingresos por trabajo deben ser respetados y preservados", cuando la lógica misma habla de que o bien las empresas o bien los asalariados tendrán que pagar el pato vía revisión de los tramos del IRPF. ¿Apostamos?