Economía

¿Absorberá la IA más empleos de hombres o de mujeres? La brecha de género difumina la respuesta

  • Repaso de situación en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia
  • Los empleos de baja cualificación estarán más tiempo a salvo de la irrupción de la IA
  • Las trabajadoras siguen subrepresentadas en el ámbito tecnológico
Mujer reemplazada por un robot. Foto: iStock

El impacto de la inteligencia artificial en la calidad del empleo de momento es medible en cuanto a la reorganización y optimización de la eficiencia de ciertas tareas que pueden pasar a ser hechas por los algoritmos y los robots en la oficina o en la fábrica pero los diferentes estudios publicados sobre esta materia coinciden en que es pronto para llegar a un análisis certero sobre cómo modulará el mercado laboral o cuántos puestos de trabajo se cobrará en el medio y largo plazo. Lo que sí se puede avanzar es el impacto que tendrá en el empleo masculino o femenino según la exposición de las ocupaciones a esta evolución tecnológica en un análisis por su sesgo de género.

Si se apilan en un lado de la balanza los empleos en los que las mujeres están subrepresentadas, estos son los de mayor exposición a la IA (ciencias, ingenierías... donde la fuerza laboral femenina es inferior al 35%); es decir, serían los hombres los más asediados por el riesgo de automatización de los puestos de trabajo que normalmente requieren educación superior. Pero si en el otro lado del peso situamos las ocupaciones administrativas (secretariado, atención al cliente... que generalmente no requieren estudios superiores) o incluso la educación o la sanidad, donde ellas están sobrerrepresentadas, la balanza se equilibra ya que estas tareas también están bajo el riesgo de la automatización.

Sin embargo, la diferencia podrían marcarlas los trabajos relacionados con los cuidados, donde ellas copan la inmensa mayoría y en los que la introducción de la IA no es tan evidente. El equivalente en ellos (los oficios de construcción, operarios de máquinas o trabajadores del metal...) tiene más riesgo de que la tecnología evolucione como una amenaza para sus empleos y puedan ser sustituidos por máquinas con más facilidad. A fin de cuentas, los robots y las tareas automatizadas ya son una realidad en muchas industrias. Aunque la irrupción de la inteligencia artificial, que pone el foco en tareas consideradas más intelectuales y cualificadas, ha alterado el reparto de la baraja, lo que ha disparado la incertidumbre entre los analistas.

Exposición a la IA en los empleos de hombres y mujeres.

Un informe de la OCDE sobre el impacto de la IA -especialmente la generativa- en el trabajo de las mujeres publicado en diciembre del año pasado, indica que tanto las trabajadoras como los trabajadores enfrentan una exposición ocupacional similar a la IA en general. Pero otro informe del Kenan Institute de Empresa Privada incidió en esta cuestión y Kenan-Flagler, su autor principal, concretó que pese a que los hombres superan en número a las mujeres en la población activa, se espera que la IA generativa ponga en riesgo de perder su empleo a más mujeres que hombres debido a que "el 79% de las mujeres trabajadoras están empleadas en ocupaciones susceptibles a la interrupción de la IA y a la automatización".

Entre 2012 y 2022, el crecimiento del empleo fue más rápido en las ocupaciones más expuestas a la inteligencia artificial, sobre todo entre las mujeres, cuya ocupación avanzó incluso más que la de los hombres en este sector como reflejo del impulso de los últimos años de las mujeres en profesiones tradicionalmente consideradas de hombres. Con todo, las trabajadoras siguen estando subrepresentadas en la fuerza laboral del ámbito de la IA, tanto entre los desarrolladores (tienen menos presencia en estos puestos), entre los usuarios de esta tecnología (se beneficiarán menos de los avances y sus CV quedarán atrás a nivel capacidades) y en las carreras TIC y STEM, lo que perpetúa la brecha en las habilidades digitales y las oportunidades laborales.

La brecha de género que complica el acceso de la población femenina a las ciencias se abre desde la infancia, y la falta de referentes alejan más las opciones de elegir seguir el camino científico. Quienes sí se animan se enfrentan en la edad adulta a la discriminación en la contratación de sectores tecnológicos, considerado aún un mundo de hombre y, de lograr un trabajo, las condiciones laborales previsiblemente serán desfavorables.

La paradoja tecnológica

Las Perspectivas del Empleo de la OCDE 2023 se basan en estudios que, de momento, ven poca evidencia de que la IA vaya a comer terreno a los profesionales de carne y hueso. De hecho, hasta ahora, algunos estudios incluso sugieren que la exposición a la IA está relacionada con resultados positivos para los trabajadores, sobre todo para los de estudios superiores e ingresos altos. La 'cara b' de esto es que la tendencia profundizará las desigualdades existentes. Y ello supondrá un serio problema para las empresas, ya que si las mujeres quedan atrás, se reducirá a la mitad la mano de obra disponible en esos sectores innovadores.

Esto lleva a una paradoja: aunque el desarrollo tecnológico es un motor de la incorporación de la mujer al mercado laboral (no han sido solo los cambios culturales y sociales, sino también la mejora de las herramientas lo que les ha permitido acceder a tareas que antes tenían vetadas), muchas barreras en el mercado laboral siguen sin superarse, sobre todo en el sector tecnológico. Y esto lleva a que las mujeres sean más potencialmente vulnerables a los efectos más negativos de la automatización, es decir, a la destrucción o precarización de empleos, que a los más positivos (como las oportunidades derivadas de una mayor productividad a través de las actividades que una IA no puede cubrir).

Dar cifras concretas se hace aún complicado y discernir a quién afectará especialmente, más. Un estudio para la OCDE indicó en 2023 que la fuerza laboral relacionada directamente con la IA abarca al 0,3% del empleo de los países de la OCDE. En la misma línea, un informe de Goldman Sachs publicado a mediados de ese mismo año cifró en 300 millones los empleos a tiempo completo que corrían riesgo de automatización en EEUU y Europa a causa de esta tecnología disruptiva, sobre todo aquellos más fáciles de automatizar, que coinciden con los señalados por la OCDE.

Esta disparidad en las cifras y los análisis tiene también una lectura positiva: implica que aún hay margen para tomar medidas. Tanto en el ámbito de la educación, dirigido a las futras trabajadoras, como en el de la recualificación y adaptación de las profesionales en activo a las nuevas tecnologías. Un enfoque claro también para impulsar su carrera en un entrono en continua transformación.

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