
Los líderes europeos se han comprometido hoy a no tomar medidas de apoyo a sus fabricantes de automóviles o bancos que puedan perjudicar a los países de Europa central y oriental menos desarrollados. Durante la cumbre, Zapatero ha asegurado que no intervendrá en las entidades financieras, y los gobernantes europeos rechazaron la petición de ayuda que solicitó Hungría para los países del Este, en la que reclamaba cerca de cerca de 19.000 millones de Euros.
El presidente francés Nicolas Sarkozy ha dado una nueva lección de quién influye y quién no en las decisiones de Bruselas. José Luis Rodríguez Zapatero, presidente español, confirmó que quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija. Voilà la moraleja de la cumbre ayer celebrada por los jefes de Estado y Gobierno de los 27 países de la UE.
La Comisión Europea aprobó en la víspera el plan de París de inyectar más de 6.000 millones de euros para ayudar a que sus marcas de coches sobrevivan a la recesión. Lo hizo aunque su presidente, el portugués José Manuel Durao Barroso, alertara en las últimas semanas de que la intervención del Estado galo podía tener efectos colaterales en el empleo de otros países vecinos. El visto bueno del Ejecutivo comunitario fue ayer ratificado al más alto nivel por la cumbre de dirigentes comunitarios.
Sarkozy condicionó sus ayudas a que Renault y Peugeot-Citröen mantuvieran sus niveles de empleo en Francia. Lo que en principio era una obligación legal, aceptó reducirla a un compromiso moral cuando fue acusado de proteccionista por dirigentes europeos como el primer ministro checo, Mirek Topolánek, que este semestre desempeña la presidencia rotativa de la UE.
Pero difícilmente se atreverán las marcas galas a romper el compromiso. Y es previsible que se cumplan los temores de Topolánek: que obligados a reducir su capacidad de producción, e imposibilitados de hacerlo en Francia, cierren plantas en la Europa del Este.
Que el sector está sobredimensionado y pide a gritos una reestructuración es un secreto a voces que ayer recordó Fredrik Reinfeldt, quien como primer ministro sueco presidirá la UE durante la segunda mitad de este año. Reinfeldt explicó que los fabricantes europeos de automóviles producen 18 millones de coches al año, pero la demanda apenas es de 12 millones.
Sarkozy no sólo acalló las reticencias del presidente de la Comisión Europea. También las de Topolánek, que terminó la cumbre desdiciéndose y asegurando que "ningún país de la UE ha tomado medidas proteccionistas hasta ahora". El aval del primer ministro checo y presidente de turno del club comunitario, se extiende a España, Reino Unido, Alemania, Italia y Suecia. Como Francia, estos países también han diseñado planes multimillonarios para rescatar al sector. Y también son investigados por Bruselas, que sospecha que incurran en prácticas proteccionistas.
Pero ahora que Sakozy ha abierto el camino, José Luis Rodríguez Zapatero se atrevió ayer a asegurar que está "absolutamente convencido" de que el plan español "cuenta con el beneplácito de Bruselas". Añadió que es un plan útil para apuntalar al sector del automóvil hispano y para contribuir a su evolución hacia una producción verde; y garantizó que ayer ninguno de sus homólogos de la UE le reprochó que fuera proteccionista.
Banco malos y supervisores
La cumbre también respaldó ayer la doctrina de Bruselas para aprobar la creación de bancos malos que carguen con los activos tóxicos de la banca en apuros. Y dio la bienvenida a la reciente propuesta de reforzar los organismos europeos de coordinación de los supervisores financieros nacionales.
Reclamación de los países del este
Los países del Este de la UE mostraron ayer su malestar con los del Oeste y, antes de la cumbre, celebraron una reunión restringida para criticar el proteccionismo y la escasa solidaridad de sus socios ricos. Hungría reclamó, sin éxito, entrar en el euro por una vía rápida inexistente y hasta 190.000 millones de euros de ayudas para que Europa Oriental salga de la crisis.