Tesla ha vuelto a incumplir sus previsiones. El fabricante estadounidense de automóviles eléctricos de lujo produjo 260 unidades del nuevo Model 3 en el tercer trimestre del año, una cifra muy inferior a las 1.500 unidades que pronosticó el pasado verano.
Por contra, la entidad señaló que durante dicho periodo el número total de vehículos entregados a sus compradores fue de 26.150 unidades, un 4,5 % más que 2016. De estos, fueron 14.065 Model S, 11.865 Model X y 220 del Model 3.
En el comunicado emitido, la compañía justifica el exiguo nivel de fabricación de su coche de masas alegando haberse topado con un importante problema de "cuello de botella", aunque sin ofrecer más detalles. En cualquier caso, Tesla ha tratado de apaciguar el nerviosismo en los inversores y en su clientela y ha asegurado que "no son problemas fundamentales que afecten a la producción o a la cadena de suministro del Model 3".
Elon Musk, CEO de Tesla, anticipó el pasado verano que para septiembre el ritmo de producción mensual se cifraría en 1.500 Model 3, antes de dar el salto en diciembre hasta las 20.000 unidades al mes. Un objetivo de 5.000 coches por semana que, a tenor de las últimas cifras presentadas, se antoja inviable por el momento.
Pero en la firma de Palo Alto ya son conocedores la complejidad del periodo inicial del desarrollo de la producción a escala. Una tarea que el propio Musk tachó hace unos meses de "infierno" puesto que ya se vivió algo parecido con los Model S y Model X en los orígenes de su fabricación. Ahora, la gran incógnita es saber si este retraso conllevará postergar las entregas a los compradores ya que los primeros Model 3 se entregaron a sus trabajadores.
