Banca y finanzas

Santander reducirá sus 'activos tóxicos' a cero antes de septiembre

Foto: Archivo

Banco Santander está muy cerca de decir adiós al gran lastre que dejó la crisis: los inmuebles y los créditos morosos. La entidad prepara la venta para este verano de una cartera de activos tóxicos valorada entre 5.000 y 6.000 millones de euros que dejaría su balance prácticamente limpio de ladrillo. El banco que encabeza Ana Botín prevé cerrar la operación, que ya está en marcha, antes de que comience septiembre, según informan fuentes del mercado.

La entidad conseguiría así sacudirse prácticamente todo el lastre inmobiliario en tan solo un año. Tras adquirir el Banco Popular, el banco vio aumentar los activos improductivos en 41.100 millones de euros. No obstante, le dio una rápida salida tras poner en venta una cartera con todos los inmuebles del Popular valorada en 30.000 millones de euros brutos.

El Santander cerró en agosto la operación tras traspasarle la mitad de los activos a Blackstone, por un valor neto de 5.100 millones de euros. La operación consistió en que ambos, el banco y el fondo, crearían una sociedad conjunta a la que se traspasaría todo el ladrillo de la que Blackstone tendría el 51% y la entidad, el 49% restante.

La gestión de los activos quedaría en manos del fondo. La sociedad, que se constituyó esta primavera, se llama Quasar Investment, y también concentra los activos que tenía Aliseda, el servicer del Popular. Ahora, el banco maneja las mismas fechas para deshacerse de esta última cartera.

A cierre de marzo de este año, última fecha de la que hay datos, el banco contaba con una exposición inmobiliaria en España de en torno a 10.000 millones de euros, de la que el 50% estaba provisionada. El banco ya anunció en la última presentación de resultados que su objetivo era dejar prácticamente limpio el balance de estos activos a lo largo del año.

De momento, entre los fondos potencialmente interesados en la cartera destacan Cerberus, Lone Star o Blackstone. Precisamente, estos tres fondos han protagonizado las mayores compras de carteras a bancos en el último año.

BBVA anunció el pasado mes de noviembre la venta del 80% de su ladrillo al fondo Cerberus. La entidad le traspasó una cartera formada por unos 78.000 activos inmobiliarios y con un valor bruto de 13.000 millones de euros por un precio de 4.000 millones. Así, el banco se posicionó como la entidad española con menos activos tóxicos en su balance con una exposición de 4.775 millones brutos, representando únicamente el 1,5% de sus activos totales en España.

CaixaBank ha sido una de las últimas entidades en anunciar una gran operación. El banco cerró la venta del 80% de su inmobiliario el pasado 28 de junio al fondo Lone Star y le traspasó el cien por cien de su servicer Servihabitat. El valor bruto de los activos inmobiliarios era de 12.800 millones de euros, y el neto contable, de en torno a 6.700 millones. Una vez que CaixaBank complete la recompra del 51% de Servihabitat (operación que anunció el 8 de junio y cuya ejecución está pendiente de autorización de la Comisión Nacional del Mercado de Valores), la entidad traspasará el negocio inmobiliario a una sociedad conjunta con Lone Star de la que tendrá una participación del 20%.

S&P determinaron en un informe publicado el pasado jueves que la banca española va a tener dificultades para dejar su balance limpio de activos tóxicos a pesar del acelerado ritmo de operaciones que está llevando a cabo. Los analistas reconocen que, aunque las entidades están cada vez más cerca de poner fin a su problema de morosidad, les resultará difícil despejar completamente el terreno por la mala calidad de los activos restantes.

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