Banca y finanzas

Banco Popular se da un mes de plazo para decidir si se fusiona o amplía capital

  • La gran banca se interesa por negociar una operación corporativa
En la imagen, el presidente de Banco Popular, Emilio Saracho.

El futuro del Popular se despejará en un mes escaso. La banca de inversión ha fijado el próximo día 10 de junio para tener amarrada una fusión o, en su defecto, lanzar la maquinaria para que ejecute la cuarta macroampliación de capital desde 2012, explicaron ayer varias fuentes al corriente del proceso. ¿Cuánto vale el banco? Un precio orientativo para pujar desde los 4.000 millones.

El contador corre a descuento desde que JP Morgan y Lazard, los asesores contratados por Emilio Saracho para realizar la prospección de mercado, recabasen ayer las muestras de interés preliminares. Se trata de un primer paso para acotar los nombres de potenciales pretendientes, cuya oferta "no tendría el carácter de vinculante pero permitiría al Popular continuar estudiando el análisis de sus opciones", explicó ayer el banco presidido por Emilio Saracho en un hecho relevante a la Comisión Nacional de Mercado de Valores (CNMV).

En el mercado y a falta de información oficial, solo se da por seguro la concurrencia del Santander y de Bankia, mientras que se esperaba que participara BBVA, cuya no concurrencia, adelantada por "El País", ha sido la gran sorpresa. Caixabank y Sabadell, concentrados en la integración del portugués BPI y el británico TSB, parecen autoexcluídos aunque sí pudieron participar en el proceso de análisis de los datos de la entidad presidida por Saracho. La acción de Popular intenta recuperar hoy terreno de cara al sector. 

Lo atípico del proceso, donde las entidades han podido analizar parte del balance y operaciones problemáticas del Popular sin entrar en una due dilligence al uso, no excluye que algún banco pueda solicitar un reenganche al proceso posteriormente. 

El interés por parte de Bankia lo anunció ayer el mismo ministro de Economía, Luis de Guindos. El banco nacionalizado cuenta con la ventaja de que su gran hucha de capital le permitiría absorber el Popular sin un esfuerzo extraordinario de saneamiento o ampliación de capital, y sumaría una posición en el rentable negocio de pymes que la gran banca siempre ha codiciado -el Popular tiene un 18% de cuota en esta actividad-.

En teoría, la transacción sería factible porque el 30 de junio expira la limitación que impedía a Bankia embarcarse en una operación corporativa y precisamente gracias a eso proyecta integrar BMN. En una lectura puramente teórica la fortaleza de su balance permitiría resolver las fragilidades del Popular sin apelar a ningún tipo de ayudas, algo a lo que se niega de forma rotunda el Gobierno, en caso de fracasar otras operaciones y alternativas. Distintas fuentes financieras dan sin embargo menos opciones a esta posición, a tenor de lo complicado que podría ser transmitir que un banco semipúblico aborda tal transacción sin devolver las ayudas recibidas.

Liderazgo en España

En esta operación corporativa los tres grandes podrían haberse jugadola posición de liderazgo en la banca española y una alta posición en el rentable negocio de pymes, opacado por los más de 36.000 millones de euros en activos tóxicos que desbordan su balance y son los culpables de la insostenible situación del Popular.

En el comunicado a la CNMV, el banco sostiene que todas sus alternativas se mantienen abiertas: venta de activos, operación corporativa y macroampliación. Pero los tiempos y formulación parecen haberse acelerado. Si hay entendimiento, Saracho debería conocer a finales de junio con qué entidad marida el Popular y bajo qué condiciones, aunque la ejecución formal de una integración consuma plazo adicional.

El fracaso de esta alternativa, por disconformidad en el precio planteado o su formulación, abocaría indefectiblemente a la ampliación.

En la entidad insistieron ayer en que el Popular no se ha autofijado un calendario ni existe tal requerimiento por parte de supervisor alguno y lo enmarcaron en el proceso habitual dirigido por un banco de inversión. En el Banco de España y el Banco Central Europeo (BCE) sí vigilan de cerca la evolución de las cuentas, con foco especial en la marcha de los depósitos de clientes y, según ha conocido este periódico de fuentes financieras, el supervisor urgirá una solución definitiva y rauda si el desarrollo de las cuentas a junio preocupa.

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