Banca y finanzas

El Popular, abocado a otra ampliación o a resignarse a la venta ordenada

  • Saracho explora con los reguladores un periodo de gracia para el banco
Foto: Archivo

No será tarea fácil. El cometido de Emilio Saracho, que asume la presidencia del Popular el próximo lunes, será una carrera de fondo, con numerosos obstáculos en el camino, para devolver al banco a la rentabilidad y ganarse la confianza del mercado. Desde que se supo que habría cambio de gestor, la banca de inversión ha dado una pequeña tregua al banco, pero a la vez espera que el nuevo presidente adopte unas medidas rápidas, realistas y contundentes que den credibilidad a una hoja de ruta que debe llevar a la entidad a soltar el lastre de los activos tóxicos y recuperar capital y beneficios.

Las soluciones para mejorar la delicada situación del banco se esbozaron en la última presentación de resultados, si bien ninguna de ellas, por sí sola, dará la vuelta a la entidad que exigen los supervisores, mercados y accionistas.

El capital, tocado por las previsiones extraordinarias realizadas en el pasado ejercicio, más de 5.600 millones de euros, se podría mejorar, según indicaron el presidente saliente, Ángel Ron, y el consejero delegado, Pedro Larena, con la venta de activos no estratégicos. La suma de estas desinversiones subiría el ratio CET 1 en 100 puntos básicos y otros 105 puntos básicos vendrían de venta de autocartera y renta fija. La entidad calcula que por cada 1.000 millones de activos improductivos que salga de balance, la solvencia se reforzará en otros 20 puntos básicos y añadirá otros 22 puntos básicos por cada 100 de beneficio, siempre que se retenga en recursos propios.

Sin embargo, estas palancas necesitan tiempo para materializarse y, a pesar de la subida de las coberturas, la banca de inversión apremia para que la entidad realice dotaciones adicionales a inmuebles y dudosos. Las ventas de filiales no estratégicas se realizarán, al menos algunas, y el banco emprenderá un camino que le hará más pequeño y centrado en el mercado doméstico y minorista, pero, al menos en el punto de partida que significará la celebración de la junta, se considera insuficiente, sino va acompañado de una ampliación de capital.

Una ampliación, la cuarta desde 2012, serviría al banco para acelerar el calendario de venta de activos tóxicos, el mayor lastre para la rentabilidad y beneficios del banco, si bien Saracho no acudirá a esta operación salvo que tenga la seguridad de que esta vez sea la definitiva, y que lejos de ser un balón de oxígeno para salvar los próximos meses, sea el catalizador de su recuperación definitiva.

La banca de inversión da por hecho que el Popular precisa entre 2.500 millones y 4.000 millones de euros para fortalecer su capital, pero también se tiene el convencimiento de que esta apelación al mercado para captar fondos sólo tendría éxito si va acompañada de otras medidas contundentes.

El proyecto estrella, Sunrise, ha quedado arrinconado por el momento. Este plan contemplaba segregar en una sociedad, cotizada e independiente del banco, 6.000 millones de los 35.600 millones de activos improductivos. Pero se ha topado con la resistencia de la CNMV y el Banco Central Europeo (BCE) y el apetito limitado de la banca de inversión.

Saracho tampoco considera que sea el camino adecuado para librarse de los inmuebles, tanto por las dificultades para poner en marcha el vehículo como por la limitada limpieza de balance que se proyectaba, apenas un 17% del volumen total de activos tóxicos.

Descartar Sunrise, sin embargo, no significa renunciar a librarse de la forma lo más rápida posible de los activos improductivos. La venta de carteras mayoristas, la formación o participación en socimis, son opciones que se contemplan para sacar lo antes posible estos activos del balance

También se espera que se materialice desinversiones en filiales y negocios. Uno de los activos que más interés inversor ha despertado es TotalBank, la subsidiaria de Estados Unidos y es probable su salida de Bx+, el banco mexicano que lidera el accionista del Popular, Antonio del Valle, donde controla el 25% del capital. Portugal también está en venta, sin bien hace pocas semanas se reestructuró para dejar de ser una filial e integrar su negocio en la matriz.

Otros patrimonios potencialmente enajenables son Targobank, entidad que comparte con Credit Mutuel, también accionista y consejero del Popular, una vez que el banco asumió un saneamiento de 240 millones en pérdidas y fondo de comercio en 2016.

La división de seguros, que comparte con su socio Allianz, la banca privada, cuya desinversión se abortó el año pasado, y Wizink, joint venture de tarjetas de crédito con Värde Partners, son otras actividades de las que se puede desprender.

Según fuentes próximas a Saracho, estas desinversiones tienen sentido, pero por sí solas también son insuficientes. Si del análisis del banco, su primera prioridad, se deriva que la entidad está débil pero es viable, una ampliación de capital podría apuntalar el resto de medidas.

Pero entre todas las opciones tampoco se descarta que el nuevo presidente considere que la entidad no es viable. En ese caso, se abren dos opciones: vender por separado todos los negocios del banco, en el que las pymes es la parte más codiciada, o retomar los contactos para impulsar una fusión por absorción.

En todo caso, Saracho estará sometido a la presión de los mercados y del calendario que marquen los reguladores. Aunque el ex vicepresidente mundial de JP Morgan no asumirá el cargo hasta el próximo lunes, su opinión se ha tenido en cuenta en decisiones del banco, como paralizar Sunrise, y en los contactos con las autoridades, en los que habría pedido un periodo de gracia para diseñar la estrategia.

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