
Ya son algo habitual la críticas de David Folkerts-Landau, economista jefe de Deutsche Bank, hacia el BCE en la revista que publica cada mes la entidad germana. No obstante, no dejan de ser llamativas por la dureza con la que se emplea este economista contra el máximo organismo monetaria de la Eurozona, al que culpa de haber permitido con sus políticas que los gobiernos esquiven las muy necesarias reformas estructurales, algo que "no perdonarán las futuras generaciones".
En el número de octubre de la revista Konzept, Landau vuelve a insistir en que "los gobiernos no han actuado porque no lo han tenido que hacer. La política ultra-flexible del BCE y la promesa de hacer 'lo que sea necesario' han hecho que dar una patada al problema hacia delante sea la opción más atractiva, al menos en el corto plazo".
Landau asegura que hasta julio de 2012, los gobiernos de la periferia se veían obligados a acometer las reformas y los recortes adecuados para alcanzar un crecimiento sostenible en el largo plazo. Las primas de riesgo y el interés de sus bonos soberanos eran la alarma que despertaba a estos gobiernos para implementar las reformas.
Sin embargo, "los incentivos para reformar fueron destripados con la garantía de rescate que ofreció el BCE a través del programa de compra de bonos soberanos (OMT por sus siglas en inglés)", asegura el economista alemán.
La importancia de la prima de riesgo
La justificación para aplicar este programa que ha permitido al BCE entrar en el mercado de deuda pública como "comprador de último recurso", es que las grandes diferencias entre la rentabilidad de los bonos soberanos marcaban la ruptura en la transmisión de la política monetaria dentro del euro.
No obstante, Landau defiende que estas diferencias en los intereses de la deuda eran el reflejo de los diferentes riesgos que conllevaba invertir en cada país. El BCE comenzó a comprar grandes cantidades de deuda soberana en los mercados secundarios, "el anuncio del OMT fue un regalo para la periferia. La prima de riesgo cayó al menos en cinco punto porcentuales".
Landau concluye asegurando que "habiendo inhabilitado el BCE la disciplina en los mercados de deuda pública (con buena intención) es el responsable de la ausencia de cambios estructurales muy necesarios. Sólo las reformas encaminadas a lograr más crecimiento evitarán una lenta desintegración debido al estancamiento económico".
"¿Queremos arriesgar el proyecto económico más importante de la historia? Las generaciones futuras no perdonarán nuestra ingenua confianza en la política monetaria del BCE", sentencia el economista jefe de Deutsche Bank.