
"Tenemos por delante un reto interesante, pero con un gran potencial de crecimiento". Así explica Iñaki Perkins, director general de WiZink, la hoja de ruta de esta filial de tarjetas de Värde Partners y Banco Popular y que está llena de hitos: acaba de estrenar nombre y este año se enfrenta a la migración de tarjetas desde el Popular, cambio de plataforma tecnológica y el desafío de integrar el negocio de Barclaycard en España y Portugal, con la vista puesta en 2018. "Nuestro objetivo es duplicar el valor de la compañía en tres años", detalla el ejecutivo, que asegura que WiZink va por el buen camino para cumplir esta meta.
Perkins no se resigna, en esta etapa inicial de la entidad, a "poner límites a la ambición" y por ello asegura con determinación que "no descartamos otras operaciones inorgánicas, siempre y cuando encaje en la estrategia; ni descartamos ir a otros mercados, siempre que veamos el negocio". Para ello, destaca, tiene la ventaja de contar con dos socios que no limitan esta sed de expansión y que "están dispuestos a invertir". Decir ahora que el negocio de WiZink se va a desarrollar exclusivamente en la Península Ibérica es una idea que le queda corta.
El directivo también explica que todos están alineados con la idea, ya expresada por el presidente del Popular, Ángel Ron, de que en el futuro "la forma más natural sería una salida a bolsa que no está, ni mucho menos, descartada".
Pese a estos ambiciosos planes de futuro, Perkins no persigue el crecimiento como un fin en sí mismo. La filosofía de la entidad es ser rentable de una forma sostenida y robusta y mantener un retorno del capital de entre el 16-17%.
Este banco está especializado en tarjetas de crédito y productos de ahorro y su obsesión y foco estratégicos es que sean "sencillos y aporten valor añadido al cliente". De partida, la entidad cuenta con 2,5 millones de clientes, gestiona 1.800 millones de euros en saldos de tarjetas y más de 2.300 en depósitos. Cuando antes de fin de año integre el negocio de Barclays sumará otros 800.000 clientes, de los que 500.000 son portugueses y 1.500 millones en saldos de clientes.
La entidad dispone de 700 empleados y los 500 procedentes de Barclays se incorporarán al proyecto, sin contemplar ajustes. De forma adicional tiene 1.000 personas vendiendo los productos todos los días a través de agencias externas.
WiZink se apalanca en las más de 2.000 oficinas del Popular, pero también las comercializa en los canales digitales y telefónicos y vías alternativas como stands instalados en centros comerciales, en estaciones de tren o aeropuertos. En tercer lugar busca ganar espacio en el negocio de tarjetas compartidas.
Perkins, al igual que buena parte de su equipo, procede del negocio de tarjetas de Citi y por lo que considera que tienen una experiencia de más de 20 años en este nicho, pero sin el corsé de las limitaciones que puede poner un banco generalista, donde la venta de tarjetas no es el único foco de negocio.
Entre las fortalezas de WiZink juega a su favor, en su opinión, el éxito en captación de clientes y "la experiencia en modelización para la captación crediticia y la gestión del ciclo de vida de los clientes anticipándonos a sus necesidades".
El banco se esforzará en que la tarjeta se adapte a las necesidades del cliente y los dos saquen el mejor provecho. "Lo que no queremos es que se olvide en un cajón".