
La Autoridad Europea reclamará un 5,5% de capital mínimo en las pruebas
La Autoridad Europea Bancaria (EBA) dio ayer las primeras pinceladas sobre los criterios que aplicará en la realización de los test de estrés que llevará cabo este año al sector financiero junto con el BCE. Las bases anunciadas confirman los peores temores para las entidades y, especialmente, para las españolas, ya que se aplicará un castigo en el capital por las posiciones de deuda pública.
El regulador comunitario ha sido exigente, tal y como había avanzado el BCE. Toda la cartera estará sometida al escenario de estrés y, por tanto, se penalizará aquella que se encuentre en negociación (es decir disponible para la venta), cuyo precio será similar al de mercado, y aquella que esté a vencimiento, que estará sujeta a un cambio en la ponderación de riesgo basada en modelos de evaluación.
Esta condición es una de las que más preocupaba en el sistema español. Ya en los test de estrés de finales de 2011, Bruselas impuso un castigo en la tenencia de estos activos, aplicando una quita a la deuda de nuestro país de un 3 por ciento de media, lo que perjudicó la foto final de las entidades.
La EBA no explicó cuál será el capital adicional que se impondrá por la exposición soberana y señaló que dependerá de las decisiones que adopten los supervisores nacionales.
Venta de 26.000 millones
Ante este temor, la banca española ha reducido su cartera de deuda en la segunda mitad del año pasado y, especialmente, en el último trimestre. En el conjunto del ejercicio, los seis grupos que han presentado resultados (Santander, BBVA, Caixabank, Sabadell, Popular y Bankinter) ha disminuido su exposición a los bonos de nuestro país un 19,74 por ciento, casi 26.000 millones de euros.
En la actualidad este colectivo de entidades cuenta en su balance con poco más de 103.000 millones en deuda pública, la mayor parte en el epígrafe de negociación.
La evolución de esta cartera fue dispar en los doce meses, ya que en la primera mitad de 2013 creció sustancialmente. La banca aprovechó el dinero barato del BCE para adquirir estos títulos que llegaron a rentar más del 4 por ciento, práctica conocida como carry trade. Esta operativa ha llegado a generar el 35 por ciento del margen de intereses y el 26 por ciento de los ingresos financieros en el sector español, según cálculos estimados por Analistas Financieros Internacionales (AFI), que también incluye otro tipo de activos de renta fija. A pesar de lo rentable de este recurso, el BCE era disconforme que con que su dinero fuese a apuntar las cuentas en lugar de fluir en forma de crédito hacia la economía, lo que ha podido influir en la penalización en la tenencia de deuda en las pruebas de estrés.
La venta de los bonos públicos, sobre todo en la última parte del año, también ha servido para mejorar los ingresos. Así, el resultado de operaciones financieras -en el que se incluyen las plusvalías cosechadas en deuda soberana- creció en 2013 un 50,44 por ciento en los seis bancos que han presentados sus números.
Las entidades que más han reducido su exposición al BCE y a la deuda pública han sido el Popular y Bankinter. Por ejemplo, el primero ha vendido un 43,7 por ciento de los bonos que llegó a tener en marzo, que pasó de 15.543 a 7.186 millones de euros. Su dependencia al BCE ha caído de forma drástica, desde los 18.900 millones a sólo 3.400 millones a cierre del ejercicio pasado, renunciando a 22 millones de euros de rentabilidad.
La Autoridad Europea ha decidido ser inflexible con este tipo de títulos, pero ha abierto ligeramente la mano en la exigencia mínima de capital que requerirá a la banca en el peor escenario económico en sus pruebas de resistencia. Ha fijado en el 5,5 por ciento la solvencia de máxima calidad de las entidades para el periodo analizado, 2014-2016.
El BCE había insinuado que el umbral se establecería en el 6 por ciento. Aún así, un nivel superior al 5 por ciento reclamado en las anteriores pruebas, que se efectuaron en el año 2011.
Para el escenario base, menos estresado y menos complejo, el capital que pedirá la EBA será del 8 por ciento, tal y como se estableció en un principio.
Todas las entidades han mostrado estos días su confianza en superar sin dificultades este ejercicio, después de haber llevado a cabo un reforzamiento de su capital y un limpieza de su balance en los últimos años.