
Moody's, que ha amenazado con rebajar el rating a una treintena de entidades financieras de nuestro país por la desconfianza sobre las pérdidas no afloradas, también reconoce en su informe sobre España que el sector tiene algunas ventajas sobre el resto de sus competidores en Europa.
Así, según recoge el documento, su modelo de banca hace que tenga la franquicia de depósitos más sólida, lo que le permite contar con la proporción más alta respecto a sus activos. Esto quiere decir que son los bancos y cajas españoles los que logran financiar un mayor porcentaje de su actividad con los recursos captados de sus clientes.
La media de todas las entidades roza el 50 por ciento de las necesidades de captación de fondos, mientras la media de la eurozona apenas supera el 30 por ciento.
Grecia es, curiosamente, el segundo país con mejor ratio. En 2005, las entidades helenas podían financiar más de un 55 por ciento de sus créditos con los depósitos. Sin embargo, a junio de 2010, según los datos aportados por Moody's, esta proporción ha caído hasta el 41 por ciento.
Irlanda, 'farolillo rojo'
La banca de Irlanda, por su parte, es el farolillo rojo, ya que apenas cubre el 12 por ciento de sus necesidades de liquidez con el dinero de sus clientes. No mucho mejor es la situación del sector en Francia, ya que su media es de un 20 por ciento.
La relación entre depósitos y activos es muy importante, ya que revela la dependencia de las entidades de financiación externa. En los últimos años, y sobre todo tras el estallido de la crisis, toda la banca se esforzó por mejorar esta relación ante el cierre de los mercados.
Este esfuerzo se nota en la evolución seguida por el ratio, aunque no todos los países lo han conseguido. Además de la banca griega, las de Portugal, Holanda, Austria, Finlandia son ahora más dependientes que en el año 2005.
Ahora bien, la privilegiada situación de las entidades españolas tiene, de manera paradójica, alguna consecuencia negativa. Según destaca Moody's, este límite a la exposición a los mercados mayoristas eleva la competencia entre las entidades por captar depósitos, lo que al final se traduce en un deterioro de los márgenes de intereses y, por tanto, de su cuenta de resultados.
Además, no hay que olvidar que debido a las dudas que siembra España y la bajada de sus calificaciones de deuda, la parte de financiación que bancos y cajas deben buscar en el exterior se encarece mucho más que otras entidades europeas de características similares.
En este sentido, Moody's afirma que los recursos de liquidez que pone a disposición el Banco Central Europeo (BCE) ha aportado a las entidades españolas un precioso tiempo extra para gestionar su balance y sus necesidades.
La agencia de calificación de Estados Unidos asegura que sin esa ayuda de la autoridad monetaria la guerra de depósitos en España sería aún más encarnizada.
También afirma que aquellas entidades que no aprovechen este tiempo para cambiar sus modelos de negocio y mejorar su estructura, cuando el BCE decida retirar la barra libre se convertirá "en un momento muy doloroso para los bancos dependientes".
El sector financiero español marcó un máximo de peticiones al BCE el pasado mes de julio, cuando solicitó 130.000 millones de euros en préstamos. Tras la publicación de los test de estrés, inició una senda de reducción y, tras cuatro meses de bajadas, en noviembre las solicitudes se situaron en 61.000 millones de euros.