Análisis de datos, sistemas de apoyo a la decisión, sensores biológicos o medioambientales, posibles campos de colaboración.
No cabe duda de que el sector agroalimentario es uno de los pilares de la economía andaluza, sin embargo, su eficiencia y productividad tienen todavía un amplio margen de mejora. Es innegable el importante esfuerzo que el sector está realizando para cambiar esa situación pero, al analizar la situación, sigue sorprendiendo la baja implantación de las TIC. Los costes de adquisición e implantación, la dificultad de asegurar un beneficio directo a corto plazo o la resistencia al cambio son, entre otros, factores que puedan explicar el bajo nivel de incorporación de las TIC.
El sector agrícola-ganadero ha centrado sus esfuerzos casi exclusivamente en la mejora tecnológica intrínsecamente asociada al sector: mejora de variedades vegetales, mejora de técnicas de manejo de suelo, mejora de fitosanitarios, mejora nutricional, etc. Sin embargo, existen pocos casos de calado en la mejora mediante la aplicación transversal de tecnologías de otros ámbitos como las TIC. Las TIC no son sólo herramientas para facilitar la gestión o la comercialización, también pueden aportar soluciones a algunas de las problemáticas del sector agroalimentario.
Ante este panorama, CTA se ha embarcado en el proyecto europeo ICT-AGRI 2, financiado por la Comisión Europea bajo el esquema ERA-NET dentro del 7º programa Marco de Investigación y cuyo objetivo es fortalecer la coordinación dentro del Espacio Europeo de Investigación y apoyar actividades transnacionales de aplicación de tecnologías TIC y Robótica al sector agrícola y ganadero. ICT-AGRI 2 espera generar proyectos de impacto en ámbitos como el de la agricultura o ganadería de precisión, conceptos tras los que se encuentran tecnologías TIC como las de análisis de datos, sistemas de apoyo a la decisión, sensores biológicos o medioambientales, etc. que pueden dar un impulso a la innovación y competitividad en el sector.
En Andalucía contamos con relevantes empresas TIC que pueden orientar sus capacidades a mejorar sectores tradicionales, como el agro, consiguiendo con ello no sólo una posibilidad de involucrarse en proyectos europeos de I+D+i sino una red de contactos tecnológicos de primer nivel e incluso un interesante posicionamiento de negocio. También estamos seguros de que muchas de las empresas agrícolas y ganaderas de la región pueden, además de beneficiarse de lo anterior, ser un excelente campo de experimentación en la mejora de la competitividad mediante la incorporación de tecnología. Sin duda, se trata de una oportunidad que las empresas TIC y agrarias andaluzas no deben dejar escapar.