
Las complicadas relaciones internas que mantienen las fuerzas independentistas en Cataluña son cada día más claras. Si hace una semana la asamblea de la CUP aprobó romper su pacto de apoyo parlamentario a Junts pel Sí, este fin de semana ha comunicado que presentará una enmienda a la totalidad de los Presupuestos que ha elaborado el equipo de Oriol Junqueras, vicepresidente y conseller de Economía catalán.
Este anuncio, que se esperaba, es un órdago para Convergència y para el procés, que se quedaría "tocado", tal como reconoce Artur Mas en una entrevista en elPeriodico, si no se consiguen sacar adelante los Presupuestos. De hecho, una importante parte del plan de gobierno de Carles Puigdemont requiere que se aprueben unos nuevos presupuestos, que son expansivos en gasto. Por ejemplo, la reducción de las listas de espera o el "plan de choque social", por 285,4 millones.
Neus Munté, portavoz del gobierno de la Generalitat, negó ayer que el procès estuviera dañado tal como había defendido Artur Mas, si bien reconoció que, sin presupuestos, lo que podía fracasar era la legislatura. No es la primera vez que se habla de la posibilidad de convocar nuevas elecciones en Cataluña, pero parece más una maniobra política para tratar de asustar a la CUP que una intención real.
En enero, cuando los anticapitalistas se negaron a investir a Artur Mas presidente de la Generalitat y este dio su famoso paso al lado, se quería evitar llegar a unas nuevas elecciones, en las que se anticipaba que el resultado podía ser mucho peor para el independentismo. Los votantes de la antigua Convergéncia, integrada en Junts pel Sí, eran los que estaban especialmente molestos por el giro que había tomado el procés.
Para muchos empresarios -y el Círculo de Economía lo reflejó en una nota de opinión-, la aprobación de la declaración rupturista del 9N, en la que se instaba a la desobediencia al Tribunal Constitucional para seguir adelante con el proceso de desconexión no sólo fue un movimiento torpe, que ha creado malestar y desconfianza a nivel internacional (las tres agencias de calificación crediticia han reducido el rating a Cataluña desde entonces), sino que se convirtió en un regalo político a la CUP a cambio de nada. La formación antisistema no redujo por ello ninguna de sus demandas.
Peticiones en clave electoral
Para aprobar los Presupuestos, las demandas del partido anticapitalista son muy amplias. Recogen desde subidas de impuestos a las rentas altas (y una reducción para las bajas), hasta reformas del impuesto de Sucesiones, Patrimonio, o recuperación de los impuestos suspendidos por el Constitucional, incumplimiento del requisito de déficit e impago de deuda.
En un primer momento, los anticapitalistas habían visto con buenos ojos la propuesta de Junqueras de elevar el IRPF a las rentas altas. Sin embargo, como era un mensaje demasiado negativo para los votantes de Convergència, rápidamente Puigdemont decidió convertirlo en una rebaja a las rentas bajas. En etapa electoral es complicado ver cesiones hasta el 27J, pero la CUP quiere negociar hasta el 8 de junio.