
Sigue sin satisfacer. Tanto el Gobierno como los principales partidos políticos del País Vasco reclamaron ayer la disolución de ETA, tras el comunicado interno de la banda terrorista en el que reafirma el abandono de la lucha armada.
En el texto, fechado en diciembre y publicado por Gara, el Comité Ejecutivo de ETA reconoce que "abandonar la lucha armada tiene carácter estratégico, más allá de un esquema negociador", sin fijar calendarios para el desarme.
La respuesta ha sido idéntica a anteriores proclamas: el ministro de interior, Jorge Fernández Díaz, sostiene que ETA "no se ha planteado la disolución" porque su intención es "perpetuarse como un agente político más". Planea participar en lo que denominan "proceso de liberación" para que se "desarrolle según sus intereses", algo que el Gobierno "no va permitir", indica en entrevista a ABC.
PSE-EE, UPN, PSN, PPN, Izquierda-Ezkerra y Geroa Bai volvieron a solicitar que se disuelva, mientras que Bildu y Aralar-NaBai consideraron "positiva" la "reflexión interna" de la banda. Según el lehendakari, Íñigo Urkullu, lo que Euskadi necesita ver es su "desarme y desmilitarización, el reconocimiento del daño causado y la disolución".
Pulso soberanista
En la esfera política, también se produjeron nuevos capítulos del pulso soberanista. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, emplazó al Estado a dialogar sobre una consulta de autodeterminación en Cataluña durante el Consell Nacional ante 2.000 militantes. En el PSC, los tres diputados díscolos que rompieron la unidad de voto y se mostraron favorables a la consulta -Marina Geli, Joan Ignasi Elena y Núria Ventura- se negaron ayer a entregar sus actas de diputados.
Por su parte, el Comité Federal del PSOE acordó iniciar las primarias para elegir a su canditado a la presidencia del Gobierno en octubre, para concluirlo en noviembre.