La final interrumpida de Roland Garros entre Novak Djokovic y Rafa Nadal dejó imágenes de buen tenis, jugadas brillantes y algún que otro ataque de nervios. Especialmente tenso fue el momento en el que el serbio destrozó una raqueta contra el banco en el que se sentaba después de comprobar como su juego no funcionaba contra Nadal.
Ocurrió después de que el número 1 del mundo lanzara otra raqueta contra el suelo de la pista central. El gesto fue inmediatamente abucheado por los aficionados presentes en la instalaciones.
'Nole' cambió de raqueta y fue ya la segunda la que golpeó para sorpresa del público cercano a su posición. Los dos primeros sets de Djokovic fueron un ejercicio de impotencia ante la exhibición de Nadal en tierra batida.