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El origen de la vacuna, un hito histórico con sello español

  • En 1796, el médico inglés Edward Jenner descubrió la vacuna de la viruela
  • Pudo repartirse por el mundo gracias a la ayuda del monarca Carlos IV
  • El médico catalán F.J. Balmis inventó la forma de trasladarla en la travesía
Retrato del médico británico Edward Jenner inoculando la vacuna de la viruela a un niño. Fuente: Alamy.
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La crisis sanitaria del coronavirus, que puso el mundo del revés hace ya un año, ha obligado a que, términos y conceptos que solían utilizarse únicamente en el ámbito sanitario, sean hoy el pan de cada día de la población general. En este sentido, si hay una palabra que no deja de resonar es, sin duda, vacuna. Esa esperada –y controvertida– solución a nuestros males actuales. Pero, ¿cuál es el origen de la inoculación? ¿Y cuánto tuvimos que ver los españoles con este hallazgo?

En 1796, cuando el virus de la viruela se cobraba cientos de millones de vidas en todo el mundo, el médico rural británico Edward Jenner observó que las campesinas y pastoras que ordeñaban las vacas no desarrollaban la enfermedad. Tras varios días de indagación metódica, el doctor llegó a la conclusión de que inocular el fluido de la viruela de las vacas en las personas era un método eficaz de prevención contra la enfermedad, y comprobó su teoría inoculando pus de una lesión de viruela bovina de una ordeñadora a un niño sano de ocho años, que se llamaba James Phipps. Tras la prueba, el pequeño desarrolló la enfermedad de forma leve y, a los pocos días, estaba totalmente recuperado. Después, al ser infectado por la viruela humana, el niño no desarrolló ningún sintoma. ¡Heureca! se había producido lo esperado: la inmunización.

Tras este gran descubrimiento, el rey español Carlos IV fue el que hizo posible que la vacunación contra la viruela pudiera extenderse por diferentes lugares del mundo. Francisco Javier Balmis, médico personal del monarca, convenció al rey para que sufragara una expedición sanitaria internacional para que llevara la vacuna de la viruela a los territorios de ultramar. Fue entonces cuando el esposo de María Luisa de Parma puso todos los recursos necesarios a disposición de la expedición con el ojetivo de vacunar al mayor número de personas posible.

Una vez en este punto, una de las complicaciones que se les planteaba era cómo podían transportar la vacuna con éxito teniendo en cuenta la larga travesía que les aguardaba, pero Balmis pensó que podían trasportarla a través de los niños huérfanos que estaban al cuidado de una enfermera llamada Isabel Zendal (de ahí, el nombre del hospital madrileño). De esta manera, inocularon a dos niños la enfermedad y, con el fluido de sus pustulas, a otros dos, y así continuaron la cadena de trasmisión.

El 30 de noviembre de 1803, el puerto español de La Coruña veía partir La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, el barco que cargaba –sin entonces saberlo– la solución a millones de muertes en todo el planeta. Entre los tripulantes, además de los 22 niños, se encontraban el médico alicantino Francisco Javier Balmis, el médico catalán José Salvany y la gallega Isabel Zendal, convertida en la primera enfermera internacional de la historia.

Entre 1803 y 1809, la expedición llevó la vacuna de la viruela a territorios de América, China y a la isla de Santa Elena, hasta que terminó su travesía en España. Y un siglo después, en 1980, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaraba erradicaba la viruela, una de las enfermedades más letales en la historia de la humanidad.

Pese a su hallazgo a finales del siglo XVIII, el término vacuna no nacería hasta 1881, cuando el químico Louis Pasteur, partiendo de la palabra latina vacca, lo propuso en honor a Edward Jenner.

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