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Ni Klopp ni Salah, el método matemático estadístico que ha colocado al Liverpool en la cima del fútbol europeo

  • Su dueño, el magnate John W. Henry, compró el club en 2010
  • Aplicó a su política de fichajes un sistema estadístico de Big Data
  • Entre sus accionistas más famosos se encuentra la estrella de la NBA LeBron James
Liverpool, campeón de la Champions League 2019. Foto: Reuters.
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John W. Henry es uno de esos ejecutivos multimillonarios norteamericanos que no saben ya muy bien qué hacer con tanto dinero. Dueño del equipo de béisbol de los Red Sox de Boston (el eterno rival de los Yankees de Nueva York) y del periódico Boston Globe, decidió adquirir hace justo diez años uno de los clubes de fútbol europeos con mayor tradición en la Champions League (6 títulos en sus vitrinas), el Liverpool FC, sumido entonces en una gravísima situación deportiva y financiera. ¿Un estadounidense interesado en soccer (así llaman ellos a nuestro fútbol)? La cosa no pintaba muy bien.

El dueño del Liverpool, John W. Henry, muestra orgulloso la Champions League de 2019.

Al principio, no tuvo demasiada suerte con sus iniciativas y todos sus experimentos acabaron en fracasos. Hasta el año 2015, cuando decidió aplicar a su política de fichajes un nuevo método estadístico. Si han visto el largometraje Moneyball: rompiendo las reglas, ambientada en las Grandes Ligas de béisbol americanas e interpretada por Brad Pitt (estuvo nominado al Oscar en la categoría de Mejor Actor por su actuación), quizá les suene el argumento. En la película, una historia con guión de Aaron Sorkin, basada en hechos reales, Brad Pitt encarna a Billy Beane, mánager general de los Athletics de Oakland, quien en 2002 revolucionó el universo del béisbol al aplicar -a la hora de seleccionar nuevas contrataciones para el club- métodos estadísticos, dejando a un lado las percepciones subjetivas de los clásicos ojeadores de toda la vida. Un sistema frío y científico, casi de laboratorio (muy parecido a los fundamentos del actual Big Data), que acabaría revelándose a la larga -a pesar de las reticencias iniciales de casi todos los estamentos- muy eficaz a nivel de resultados.

Brad Pitt, en una escena de la película Moneyball, interpretando un cuadro de estadísticas.

Al final de la película, el propio John W. Henry intenta fichar a Billy Beane (Brad Pitt en la pantalla) a golpe de talonario, para sus amados Red Sox. Beane rechazaría la oferta, renunciando así al sueldo más estratosférico ofrecido nunca a un director general deportivo. Sin embargo, no podría impedir que John W. Henry le copiara la idea y la aplicara no sólo al béisbol, sino también al fútbol.

En 2015, según desvelaba hace poco menos de un año un reportaje de The New York Times Magazine, el Liverpool, por mandato de Henry, decidió recurrir a un modelo matemático (diseñado por un físico de la universidad de Cambridge) a la hora de elegir un entrenador adecuado para su banquillo (la computadora designó a Jürgen Klopp) y los mejores refuerzos posibles para la cancha. Para ello contrató a Ian Graham, en el puesto de director de análisis, y a un equipo completo de ingenieros de datos. A través de análisis de estadísticas avanzadas comenzaron a fichar a los futbolistas más idóneos según diversos criterios algorítmicos, intentando eliminar de la ecuación elementos aleatorios o distorsionadores (tales como los gustos personales o las opiniones subjetivas de sus ojeadores). Cinco temporadas después, el Liverpool es el actual campeón de Europa y su plantilla una de las más valiosas del planeta.

Con apenas 260 millones de euros de inversión (poco más de lo que pedía el pasado verano el Paris Saint Germain al FC Barcelona por el regreso del brasileño Neymar), el equipo matemático financiero de Ian Graham ha avalado en las últimas cinco temporadas los fichajes de Salah (42 millones), Mané (41), Firmino (25), Alisson (73) o Van Dijk (84), la columna vertebral del considerado hoy equipo más fuerte del continente.

Curiosamente, uno de los más beneficiados económicamente por este cambio de estrategia ha sido otro norteamericano: la estrella de la NBA LeBron James, quien, en 2011, decidiera por sorpresa convertirse en accionista minoritario (un 2 por ciento de la propiedad total) del Liverpool FC. En total, LeBron invirtió por valor de 6.5 millones de dólares por un conjunto de bonos que el año pasado, tras la consecución del título de Champions League por parte del equipo inglés, multiplicaron su montante hasta cinco veces más, llegando a los 32 millones.

De momento, el Liverpool camina de forma imparable hacia su primer campeonato de Liga en décadas (adelanta en más de 20 puntos a sus perseguidores) y es, según las apuestas, el favorito número uno de cara a sumar una nueva Champions este año. Puede que usted o yo creamos saber mucho de fútbol, pero parece que los malditos algoritmos acabarán también decidiendo quién gana y quién pierde sobre el césped de los estadios.

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