Uno por uno. Así tienen que quitar 19 máquinas los chicles pegados al suelo en Barcelona. Y no son pocos. El Ayuntamiento se gasta medio millón de euros al año en esta tarea.
Según el gobierno local, el chicle es el residuo que más cuesta limpiar...y que más caro sale. Hasta cuatro veces su precio.
Los 20 céntimos destinados a la limpieza de cada goma de mascar pegada al suelo hacen un total de 500.000 euros anuales, una cantidad nada despreciable que hace intuir las grandes cantidades del famoso caramelo que hay incrustados en las calles de la ciudad condal.
Además, la rapidez con la que el pavimento vuelve estar 'pegajoso' influye también en el coste de su cuidado.