La polémica Ley Antitabaco sigue deparando controversia, pero también hechos curiosos. Los fumadores están aprovechando la espera para entrar a los lugares de ocio para apurar el último cigarrillo antes de entrar al local en cuestión.
A sabiendas de que para fumarse el siguiente cigarro tendrán que salir a la calle, la mayoria aprovecha la espera en las entradas de los locales para continuar con el hábito.
También sigue siendo habitual el malestar de los vecinos que viven cerca de los lugares de recreo nocturno, ya que ahora se ha incrementado el nivel de ruido.
Los grupos de fumadores se reúnen en la calle elevando así el nivel de decibelios e incluso la cantidad de inmundicia, producto de arrojar las colillas al suelo.
A este efecto, en Barcelona se ha puesto en marcha una campaña de reparto de ceniceros portátiles. Grupos de trabajadores del Ayuntamiento de la Ciudad Condal están repartiendo estos ceniceros, denominados 'ecológicos', con la finalidad de reducir la suciedad y el ruído provocados por las reuniones de fumadores en la calle.
Cuelga del techo la máquina expendedora