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El PSOE ya tiene líder, ahora tocan las ideas y el programa

El nuevo líder del PSOE, Pedro Sánchez. Foto: Archivo

Habemus líder. Los socialistas españoles pudieron por fin celebrar la fumata blanca en las primarias. Y, efectivamente, Pedro Sánchez aparece como una figura emergente, capaz de arrebatarle la mayoría a los  populares de Rajoy, abanderando la línea tradicional del PSOE de Felipe González y la vieja guardia, y con un mensaje y un programa dirigido a las clases medias de la izquierda socialdemócrata, donde dicen que se instala la mayoría sociológica de este país.

Pero solucionado el problema de las personas, el gran reto al que se enfrentan ahora Sánchez y el PSOE es el de definir un proyecto ideológico que dé consistencia al nuevo secretario general y le permita recuperar la sangría de votos perdida tras el desastre del zapaterismo. Porque si algo ha brillado por su ausencia en la campaña de los tres aspirantes a suceder a Rubalcaba es el posicionamiento y la definición de alternativas ante los grandes desafíos que afronta este país.

Claro que, posiblemente, en una campaña dirigida exclusivamente a la militancia y para proclamar al nuevo rey tras el depuesto, no tocaba descender a las profundidades. Pero ahora, con el nuevo jefe ya en su puesto, sí toca y con urgencia definir un programa ilusionante y consistente que le acerque a esa mayoría social de cinco millones de electores sin afiliación o voto decidido, que es la que tradicionalmente decanta las elecciones entre los dos grandes partidos nacionales.

Un programa político que marque las diferencias con esa Izquierda Unida radical y ese Podemos antisistema y emergente, que son quienes le están fagocitando en las urnas. Porque como ocurre en Cataluña con CiU y ERC, entre el original y el sucedáneo, los consumidores, que en este caso son los electores, siempre acaban decidiéndose por el original. Es el momento de plantear alternativas y no de oponerse por sistema. De decir a los españoles cuál es su proyecto de reforma laboral si es que, como dicen, van a derogar la del PP. Qué modelo fiscal proponen frente al cambio de Montoro, si van a subir el IVA o no; si están dispuestos a bajar las cotizaciones sociales o a poner un impuesto a las grandes fortunas, porque sobre eso sólo tenemos indicios y declaraciones, pero no formulaciones claras y concreciones.

Toca también explicar a la ciudadanía cómo piensan incentivar la financiación a la economía real y si van a ejercer presión sobre los bancos para dinamizar el crédito a las pymes y a los autónomos. Cuáles son sus propuestas para la regeneración democrática, la lucha contra la corrupción y para recuperar el prestigio de las instituciones. Si se comprometen a reformar la ley electoral y a introducir listas abiertas. Y es el momento también de definir, explicar y concretar su postura sobre el modelo territorial de España y si mantienen ese federalismo asimétrico heredado de las quimeras del extinto Zapatero y del defenestrado socialismo catalán.

Pedro Sánchez está capacitado para hacerlo. "Le falta experiencia política", dicen sus detractores, pero eso se adquiere y, además, está suficientemente preparado. El hecho de ser el primer economista, es licenciado en Económicas y Empresariales, que ocupa la secretaría general de un partido que es alternativa de Gobierno no puede considerarse un hecho baladí en unos momentos en los que la recuperación de la economía y del empleo es el problema más acuciante para España.

Además, me cuentan que Sánchez era también el candidato más temido en el PP, porque además de su formación académica y profesional, el ya secretario general del PSOE representa el relevo generacional que en España ha liderado la Corona, frente a la promoción contaminada por la corrupción de los Rajoy y Rubalcaba. Las prisas de Moncloa por aprobar ese totum revolutum de reformas y para que la recuperación se note no sólo en los números sino en la calle, no es ajena, me dicen, a la nueva imagen del PSOE.

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