Seleccion Editor eD

Los 'comunicación' reaviva la antipatía hacia el PP y la frustración de sus dirigentes

El 'nasty party', o partido antipático, está en todos los manuales de esta ciencia. Y el PP lleva ese sambenito desde hace muchos años. La aplastante victoria del 20-N no ha conseguido cerrar una herida que supura con fuerza  desde las elecciones andaluzas y asturianas del 25-M. La comunicación o su inexistencia están en el centro de la polémica. Y el "ambiente de frustración" se ha apoderado de los 'populares'.

Si el PP hubiera ganado los comicios autonómicos del 25 de marzo, es posible que hoy nadie se estuviera haciendo esta pregunta. Pero la 'no victoria' del Partido Popular andaluz ha abierto muchos interrogantes que cruzan desde Moncloa a Génova, con cada vez mayor insistencia.

El errado efecto ganador

¿Por qué ha perdido el Partido Popular las elecciones en Andalucía cuando todas las encuestas les daba como ganadores?

La semana pasada, el sociólogo y consultor José Luis Sanchís contestaba esta pregunta a EcoDiario.es. "La posición de prepotencia de Arenas no le ha ayudado. El estilo de pensar y creer en el efecto ganador, "pensamos como ganadores, luego ganaremos", no ha sido la mejor estrategia". La campaña, subrayaba, "ha sido sosa y pasota. No se puede esperar a ver cómo cae la fruta del árbol".

Una posición, cuentan algunos columnistas este lunes, que es compartida por María Dolores de Cospedal, para quien la campaña de sus 'colegas' andaluces ha sido demasiado autocomplaciente y confiada.

Prepotencia, autocomplacencia, subida de impuetos, paquete de reformas, estrategia errada, amén de otras variables de parecida índole, subyace desde hace días una nueva preocupación, vieja amiga del PP: la comunicación.

"Un Gobierno con un poco más de alma"

Ayer, la jefa de Opinión de El Mundo, Lucía Méndez, reclamaba desde su tribuna una ministra de Trabajo como la italiana, Elsa Fornero, que "rompió a llorar durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros en la que daba cuenta a los italianos del plan de ajuste que incluía recortes en las pensiones y subida de impuestos... No es fácil que ni la ministra española de Trabajo, Fátima Báñez, ni la vicepresidenta y portavoz, Soraya Sáenz de Santamaría, se echen a llorar al anunciar recortes, planes de ajuste y sacrificios. Pero esta semana intensa, después de descubrir en las elecciones andaluzas que la luna de miel con su electorado no es eterna, muchos dirigentes del PP han echado de menos un Gobierno con algo más de alma", tocaba esta tecla.

Y algo muy parecido es lo que hoy expresaba la también periodista parlamentaria Pilar Cernuda. La colaboradora de Onda Cero pedía ministros que expliquen las cosas y que no se pasen la mayor parte del tiempo "en los despachos o en los foros", al tiempo que el economista Carlos Rodríguez Braün solicitaba a Rajoy la mismas explicaciones a los españoles que las que da a los socios europeos.

El PP, preocupado... y el ambiente de frustración

"El Comité Federal de los populares, entre tanto, está preocupado. Este lunes, en la reunión de Génova 13, algunos de sus miembros han echado en falta "coraje y e ilusión" por parte del presidente del Gobierno. "No se puede empezar un discurso diciendo que no se pueden dar buenas noticias". "El ambiente -confirman a EcoDiario.es- ha sido de frustración. Y la sociedad necesita impulsos positivos", apostillan las fuentes consultadas, sin pasar por alto "la lírica y la justificación de lo injustificable", a propósito de las intervenciones de Arenas y Mercedes Fernández.

Lo cierto es que el PP y su líder apenas han gozado de simpatía entre los electores. Incluso cuando han ganado elecciones. Esta, subrayan los medios de comunicación de modo unánine, es la asignatura pendidente de la formación dirigida por Mariano Rajoy. Pese al triunfo de las generales, en el argot técnico, al PP se le percibe como un 'partido antipático', o como dicen los anglosajones, 'nasty party'.

La comunicación

La comunicación es la mejor herramienta para contrarrestar esta sensación, que de nuevo se ha apoderado de los temores de Génova 13. Ya en 2008, el popular Lasalle hacía un llamamiento: "Un liberalismo antipático sin magnetismo ni poder de seducción haría perder lo alcanzado por el partido popular estos últimos tiempos".

Hoy, la comunicación del PP, en manos de Moncloa y de Génova, muy separadas desde que Rajoy se hiciera con la victoria el 20-N, saca a la palestra la falta de coordinación y de presencia. A cien días de Gobierno son más de una las voces que cuestionan la capacidad de la secretaria de Estado de Comunicación pasando por Soraya Sáenz de Santamaría y alcanzando a De Cospedal y su apretada agenda, y al hueco dejado en Génova 13 por Esteban González Pons en la Secretaría de Comunicación. En otros foros se pide la cabeza de Pedro Arriola.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky