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El 'quiero y no puedo' del PSOE y la sonrisa eterna de la ministra

Rajoy coversa con Soraya Saénz de Santamaría ayer en el Congreso. Imagen: EFE

El Congreso de los Diputados, ayer a plena actividad, fue el espejo político de una huelga que el Gobierno intentó minimizar desde primera hora de la mañana apelando a "la normalidad" en las calles y en las Cortes; que el PSOE apoyó sin estar y que la izquierda parlamentaria respaldó estando, es decir, ausentándose de la Cámara.

La primera en llegar al Hemiciclo fue una de las principales protagonistas de la jornada: la ministra de Empleo, Fátima Báñez. Llegó con una sonrisa, la que le acompaña siempre que no está en la tribuna del Congreso, donde saca su versión más dura... pero donde ayer no le tocaba actuar. Y su sonrisa creció cuando fue recibida con el aplauso de la bancada popular al entrar al hemiciclo. Eran las 9 de la mañana y pocos los diputados presentes, pero aupándola estaban en la bancada azul la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y el ministro Alberto Ruiz Gallardón.

Un querer y no poder

Coincidiendo con los aplausos, en los pasillos de la Cámara Baja, la portavoz del PSOE, Soraya Rodríguez, ponía negro sobre blanco que ayer para los socialistas era un día difícil... una jornada de quiero pero no puedo. Quiero porque, a la oposición radical a la reforma laboral, se sumó ayer la lectura expresa de un manifiesto de apoyo a la huelga. En él, el PSOE insistía en que entiende "las razones" que justificaban la convocatoria y que, por ello, quería "mostrar su solidaridad con los trabajadores y trabajadoras". No puedo porque, pese a las palabras, los socialistas habían confirmado su asistencia en la Cámara. "No somos empleados públicos ni trabajadores, representamos a un poder del Estado, al legislativo", argumentaban con la boca pequeña.

'La huelga a la japonesa'

Sin embargo, los diputados del PSOE realizaron un gesto para contrarrestar el órdago del presidente del Congreso, Jesús Posada, que había puesto a sus señorías más deberes que un jueves normal. El pleno tenía que convalidar cinco decretos y una ley, de manera que la sesión podía extenderse hasta las diez horas, según los tiempos habituales. Pero los socialistas defendieron desde su escaño y con brevedad sus posiciones "para aligerar", según la versión oficial... y, por qué no, para poder llegar a la manifestación.

Los socialistas pidieron cambios en la reforma. El exministro Valeriano Gómez recordó al Gobierno en el pleno que, "hace diez años", el Ejecutivo de José María Aznar, dio marcha atrás en la ley. Báñez y varias voces populares dejaban claro que no va a haber cambios. Que diálogo sí con los sindicatos y en la tramitación parlamentaria, pero sin saltarse unas líneas rojas que son las que definen la reforma. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, optó por asumir un perfil bajo durante toda la jornada.

La izquierda minoritaria

Entretanto, la izquierda minoritaria sí hizo huelga y, por tanto, poco ruido. La Izquierda Plural, ERC, BNG, Nueva Canarias, Amaiur, Compromís y la diputada del PSOE y sindicalista, Isabel López i Chamosa, no acudieron a la Cámara. Además, otros seis diputados socialistas, entre ellos Valeriano Gómez o Leire Pajín, estuvieron pero no votaron en una jornada especialmente intensa en contenido.

Con ese argumento, Cayo Lara (IU) en los aledaños del Congreso denunciaba la "huelga a la japonesa" de Posada en un día en el que se convalidaron más leyes que ningún otro. Dentro, en la votación, estaban 310 de los 350 diputados, convencidos de que la noticia estaba fuera. Fueron seis horas y media, pero Báñez no se quitó la sonrisa.

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