Aunque comenzó creando bolsos de viaje con piel de Ubrique, el universo de esta marca que tiene el nomadismo y la artesanía como bandera, cuenta con una exclusiva gama de productos que son una reivindicación de la belleza de lo hecho a mano y el arte de viajar sin mapas.
Montroi no es solo una marca de estilo de vida, es una filosofía. Fundada en Dubái hace nueve años por Enrique Hormigo y su socio Samir Aghera, nace del deseo de reconectar con lo esencial: los viajes, la autenticidad y la artesanía. Después de estar durante años siendo director de marketing para Oriente Medio, Enrique decidió cambiar el mundo del lujo corporativo por la aventura de crear un universo propio. Hoy, Montroi es sinónimo de productos únicos, hechos a mano en distintos rincones del mundo, con una estética cuidada y una historia que contar.
¿Cómo surgió la idea de crear Montroi?
Yo salí de España con 20 años y desde muy joven he tenido mucha responsabilidad en los trabajos, con 37, cuando dejé Chanel gestionaba doce países. Pero llegó un momento en el que me empecé a cuestionar qué es lo que quería hacer realmente y con la ayuda de un coach me hizo ver que lo mío era viajar, tener libertad, pero nunca pensé que eso se podía convertir en una forma de vida. Hace nueve años conocí a Samil y decidimos emprender algo juntos y así nació Montroi que surge, sobre todo, de esa reflexión de convertir tu pasión en tu manera de vivir.
¿Por qué elegiste el viaje como eje central del proyecto?
Porque conecta culturas. Al viajar aprendes de otros y esa es la historia de muchos de los que vivimos en Dubái. Lo que hacemos con Montroi se ha hecho desde siempre en la Ruta de la Seda: la gente viajaba para traer productos de lujo, pero también para intercambiar conocimientos. Nuestra filosofía se resume en Celebrating Nomadism. Queremos honrar ese espíritu nómada que nos unió desde el principio.
¿Qué distingue a Montroi de otras marcas?
La artesanía es el corazón de todo. Valoramos muchísimo el trabajo de los artesanos, a quienes conocemos en nuestros viajes. Cada producto nace de una colaboración real con ellos. No tenemos director creativo porque no diseñamos desde una oficina; existimos para dar voz y valor al trabajo manual. Buscamos lo mejor de cada lugar: incienso de Jaipur, agua de rosas de Omán, perfumes elaborados en Grasse, piel de Ubrique...
¿Cómo trasladáis esa conexión al cliente?
Nos importa mucho que las personas sepan de dónde vienen las piezas. Por eso personalizamos cada bolso, incluso invitamos a artesanos a pintarlos en directo. También ofrecemos un servicio de reparación gratuita: nuestra filosofía es comprar y guardar, no tirar. Apostamos por la durabilidad y la historia de cada objeto.
¿Cómo fueron los comienzos?
Empezamos literalmente desde casa. Teníamos una casa en la playa y montamos allí el showroom. Después de siete meses, nos trasladamos a Dubái Design District, lo cual fue todo un éxito que nos llevó a instalarnos en Alserkal Avenue, donde estamos ahora. Lo cual son todo ventajas porque estamos en la zona más creativa de la ciudad, con galerías de arte, espacios de diseño lo cual nos da mucha visibilidad.
¿Dónde se pueden encontrar vuestros productos?
Además de nuestra tienda en Dubái y online vendemos en los hoteles más exclusivos de Emiratos y en puntos muy seleccionados como tiendas en la Quinta Avenida de Nueva York, Manson & Fortune en Londres, el hotel The Edition en Madrid... En Estados Unidos, por ejemplo, no hemos hecho publicidad, pero el perfume que llevamos al hotel The One and Only en México gustó tanto que de ahí surgió una gran demanda americana.
¿Qué significa el nombre Montroi?
Montroi es un pueblo en la Comunidad Valenciana, parte de la antigua Ruta de la Seda. Nos pareció muy simbólico. Empezamos con bolsos de viaje, luego perfumes —hoy ya tenemos 25—, y ahora también aceites e inciensos. Lo de los perfumes nos apasiona: los desarrollamos de manera intuitiva, sin plan de negocio, nuestro único objetivo es que cada uno encuentre el aroma que le enamore.
¿Cuál es vuestro público?
Hombres y mujeres mayores de 30 años, con experiencia en marcas de calidad. Buscan propuestas nicho, valoran la autenticidad y no están dispuestos a pagar solo por el logo. Hacemos producciones numeradas, ediciones limitadas y eso crea un vínculo más íntimo con cada pieza.
¿Habéis contado con inversión externa?
No. La mayor inversión fue nuestra propia apuesta: no tener inversores. Queríamos crecer de forma orgánica para ser libres. Al principio éramos un equipo joven y comprometido, y nos hemos financiado siempre con la venta de productos. Así seguimos siendo fieles a nuestra filosofía y a los artesanos con los que trabajamos.
¿Cómo ves el futuro de Montroi?
Queremos seguir viajando, descubriendo y creando sin prisa. Contando historias a través de objetos. Montroi representa a una generación que ha decidido vivir de forma distinta, más conectada con el mundo, más libre y más consciente. Eso es lo que queremos seguir celebrando.