A sus 50 años, Angelina Jolie camina como si ya hubiera vivido varias vidas: la de la estrella de Hollywood, la de la madre nómada y la de la activista que se compromete por causas sociales. En todas ellas, la dama de la gran pantalla tiene en común su irrefutable belleza, una manera de cautivar al mundo con sus ojos esmeralda y su elegancia atemporal .
Desde que dio sus primeros pasos en el codiciado mundo de la interpretación, Angelina encontró el equilibrio entre lo delicado y la pura tendencia. En 2001, durante la alfombra roja de los Premios Oscar, la intérprete ya destacó con un traje sastre blanco de Dolce&Gabanna, firma en la que confió en más ocasiones.

En 2004, también en la gran noche del cine, la intérprete estadounidense lució un vestido satinado blanco roto de inspiración griega. Dos décadas después, en un guiño al famoso dicho "la moda es cíclica", Sydney Sweeney recuperó esa misma prenda y la llevó en los mismos galardones.

Ocho años más tarde, en 2012, en los premios Oscar, la actriz optó por un diseño negro, de Versace, con escote palabra de honor y una atrevida abertura en una de las piernas. Esta prenda ha pasado a la historia como uno de los vestidos más inolvidables de la ceremonia.

También de la icónica firma de Giovanni Versace, Angelina Jolie acudió al Festival de Cine de Roma en 2021 con un vestido plateado con palabra de honor y una caída totalmente recta.

Ese mismo año, en el estreno de Eternals en Londres, optó por combinar una blazer con un dos piezas de Valentino compuesto por una falda voluminosa y una blusa vaporosa blanca.

Sin perder ni un ápice de la elegancia y sencillez que le caracterizan, la protagonista de Maléfica acudió a los Globos de Oro 2025 con un vestido firmado por McQueen compuesto por una cascada de lentejuelas plateadas.

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