Política

Susana Díaz, una estratega camino de Ferraz: los logros políticos que la respaldan para dirigir el PSOE

  • No cuenta en su CV con grandes victorias y lidera la región con más paro
  • Posee una virtud inestimable en la alta política: sabe pactar con sus enemigos.
Susana Díaz. Imagen: Reuters

Dirige la federación socialista más potente y, desde hace tiempo, es la voz que manda en el PSOE. Susana Díaz pisó hace unas semanas el acelerador en su marcha hacia Madrid ante la creciente preocupación por la falta de liderazgo en Ferraz. A su favor, que es la única que parece tener un plan para capitanear el partido tras el dramático Comité Federal del pasado 1 de octubre. No hay alternativa, con los sanchistas cada vez más dispersos y titubeantes. En su contra, el desgaste sufrido en su larga caminata hacia Madrid, donde la última batalla contra Pedro Sánchez ha dañado su imagen tanto como la del ex líder del partido.

Pese a ello, está en cabeza de todas las apuestas para ser la próxima dirigente nacional del PSOE, incluso entre sus críticos, que en las últimas semanas han pasado de la beligerancia a la resignación.

Heredera de la Junta sin las urnas de por medio, no cuenta en su currículum con grandes victorias y lidera la región con más paro de España, con un 28,5% de desempleo. Durante su etapa de número dos del PSOE-A, de 2010 a 2012, los socialistas perdieron en Andalucía tras 30 años de hegemonía y con el escándalo de los EREs entrando en ebullición. Aunque ganó las últimas elecciones autonómicas, sacó un millón menos de votos que su antecesor, José Antonio Griñán. En esos comicios, el PP ganó en la zona de Triana, en Sevilla, la 'casa' de Díaz, donde está 'su gente'.

¿Cuál es la clave del éxito de la baronesa?

Los que la conocen bien la definen como viva, rápida y disciplinada. Forofa del Betis y con querencia por el poder, no emprende una batalla si no tiene asegurada la victoria. Entró con 14 años en Juventudes Socialistas y fue promocionando siempre dentro del partido: concejal en el Ayuntamiento de Sevilla, senadora, diputada en el Congreso, parlamentaria andaluza, presidenta. Tardó más de 10 años años en licenciarse en Derecho porque dejó aparcados sus estudios por la política y no se le conoce actividad fuera de la formación socialista.

Aprendió de joven a moverse entre la militancia y, como buena representante de la casta de fontaneros (así se define ella por su padre, fontanero de profesión), conoce bien las cañerías, los atajos y, cómo no, las cloacas del partido. Además, aprendió pronto una lección de todo ascenso: colocar a los tuyos en puestos clave, y posee una virtud inestimable en la alta política: sabe pactar con sus enemigos. Lo demostró cuando, pese a respaldar a Carme Chacón frente a Alfredo Pérez Rubalcaba, cultivó el entorno del ex secretario general y se ganó pronto a sus cercanos, como Elena Valenciano. En los últimos tiempos convirtió a su otrora enemigo, Eduardo Madina, en aliado en su lucha contra Sánchez. Y lleva meses buscando -y ganando-apoyos en las federaciones más sanchistas, como Baleares, Castilla y León, Madrid y Cataluña.

Líder de facto

Fue ella, y no el líder provisional del PSOE, Javier Fernández, quién se reunió hace escasos días con el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, para intentar limar las asperezas y evitar que la crisis entre ambos partidos acabe en ruptura. El dirigente catalán pidió el encuentro y fue él quien se trasladó a Sevilla. También fue ella la que avaló el pacto entre el PNV y el PSE para formar un Gobierno de coalición en Euskadi. Tras su aprobación, la Gestora, que en un principio reaccionó con distancia al anuncio, dio su bendición a la unión. Si los gestos son importantes en política, los últimos han sido gritos reveladores que aclaman quién manda ya, de facto, en el PSOE nacional.

En su entorno aseguran que no dará puntada sin hilo y que no repetirá el paso en falso que supuso el primer asalto a Ferraz el pasado mes de septiembre, cuando forzó la dimisión de la mitad de la ejecutiva para obligar a Sánchez a dimitir. Pero el entonces secretario general no lo hizo, y el plan b, con un Comité Federal fraticida, dejó al partido herido y a Díaz le costó el desafecto de las bases y el desapego de la militancia. Ahora lucha por revertir esa imagen con la ventaja de tener de su parte las federaciones más fuertes del PSOE, concentradas hoy en el sur de España: Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y Valencia. Cualquier tercera vía deberá enfrentarse a ellas y ganar el Congreso.

Con el viento a favor y los enemigos (casi) neutralizados, la lideresa avanza con disciplina en su hoja de ruta. En las últimas semanas mantiene reuniones con colectivos sociales y culturales, y esta misma semana ha viajado a Bruselas para hacerse valer entre los líderes europeos. Tiene previsto reunirse con el presidente del Parlamento europeo, Martin Schulz, y con varios comisarios de la UE. Además, pronunciará un discurso ante los eurodiputados demócratas, un acto reservado hasta ahora al secretario general del partido. En el partido están seguros de que retrasará el Congreso hasta asegurarse una victoria sin fisuras en las primarias que elegirán al nuevo líder del PSOE. Poco importará que eso se produzca en un partido casi abocado a la refundación, porque en el país de los ciegos, el tuerto es la mejor opción para ser rey.

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