Política

El Gobierno en funciones da por hecho que Rajoy será investido a finales de mes

  • El PP y el PSOE, mermado en su representación, exhiben el deshielo
Rajoy, ayer con Morenés y Cifuentes. Imagen: EFE

El Gobierno en funciones y el PP afrontan con optimismo la nueva ronda de consultas ordenada por el Rey Felipe VI para los días 24 y 25 de octubre, y dan por hecho que Mariano Rajoy será investido a finales de mes -probablemente el sábado 29- con los apoyos de Ciudadanos y Coalición Canaria y el beneplácito del PSOE, que aún debe decidir la fórmula que utilizará en el Parlamento para no demorar más la formación de un Ejecutivo. Ferraz camina ahora entre la abstención y la ausencia de 11 diputados en el hemiciclo para permitir que Rajoy gobierne.

Así se lo explicaron a este periódico varias fuentes del entorno gubernamental y la Calle Génova, basándose en el evidente cambio de discurso entre los socialistas tras el relevo de Pedro Sánchez al frente de la Secretaría General y el discurso más moderado del presidente de la gestora, Javier Fernández.

Una de esas fuentes, de hecho, se atrevió a pronosticar que el PSOE permitirá en un primer momento que Rajoy revalide mandato para así ganar tiempo y recomponer un partido dividido en dos tras el convulso Comité Federal del 1 de octubre. Después, y para reivindicarse como partido hegemónico en la oposición frente a Podemos, pondrá la gobernabilidad mucho más complicada.

De hecho, tras la asunción de una investidura, la preocupación entre los populares se ha desplazado al plano de la gobernabilidad. Lo del PP y el PSOE será como la fábula del escorpión y la rana: ayudará a cruzar el río, pero el escorpión picará en cuanto esté en la otra orilla, resumió esa fuente, próxima al entorno de Mariano Rajoy. Éste último prefirió guardar silencio en los actos y reconoció que "lo mejor" que pueda hacer "es estar callado".

Los socialistas, aún divididos

Por lo pronto, ambas formaciones mostraron ayer, en el seno de las celebraciones por la Fiesta Nacional del 12 de octubre, un claro acercamiento que se apreció en diversos momentos. Desde el cordial saludo entre Rajoy y la presidenta andaluza, Susana Díaz; la imagen de los portavoces parlamentarios, Rafael y Antonio Hernando, bajo el mismo paraguas; hasta los corrillos que compartieron posteriormente el presidente en funciones y Javier Fernández, el ambiente pareció mucho más distendido que cuando Sánchez y Rajoy, ambos con gesto gélido, se encontraban en las dependencias del Congreso y de Moncloa.

Aún así, los socialistas también reflejaron no atravesar su mejor momento, con una representación insuficiente al menos en la recepción del Palacio Real posterior al desfile de las Fuerzas Armadas. En ese primer acto sí estuvo la mayor parte de barones autonómicos del PSOE, a excepción del valenciano Ximo Puig, de viaje en Cuba con el sector privado.

Frases como la que pronunció Javier Fernández, que reconoció en privado tener "más facilidad para convencer a los de fuera que a los de dentro" de su propio partido; o la intervención de Patxi López, mostrándose partidario de "pasar un mal rato e ir a terceras elecciones" para no apoyar a Rajoy, evidenciaron que la distancia entre facciones apenas se ha estrechado.

Más leña al fuego añadió la presidenta de Baleares, Francina Armengol, quien mantuvo en el Palacio Real una discusión con el propio Fernández y le trasladó, tal y como reconoció después a los medios, que es la militancia "quien debe tener la palabra" y que opta por el no a Rajoy frente a la abstención.

Aún así, fue Susana Díaz, para una mayoría la verdadera impulsora del relevo de Sánchez el pasado 1 de octubre, quien acaparó más focos y miradas. Al margen de defender "el papel central" que Andalucía debe ocupar en el espacio político del futuro, no escatimó en saludos y corrillos y se mostró "confiada" en un "acuerdo" que permita a Mariano Rajoy llegar al mes de noviembre como presidente. "Yo estoy para ayudar en todo", aseguró, sobre su buena disposición para con Javier Fernández, quien va a ser el encargado de negociar con Mariano Rajoy el papel del PSOE.

Ausencias y presencias

Los actos oficiales del 12 de octubre transcurrieron sin novedades importantes, más allá de la ausencia de los abucheos y silbidos que se habían convertido en norma cuando gobernaba José Luis Rodríguez Zapatero. Acudió la mayor parte de ministros, presidentes autonómicos y alcaldes más significativos. Objeto de miradas y flashes fueron Cristina Cifuentes, bajo un paraguas de los colores de la bandera de España; y Miguel Ángel Revilla, enfundado en un llamativo chubasquero, y Albert Rivera.

Lógicamente, el Rey Felipe Vi, la Reina Letizia y las infantas ambién acapararon protagonismo.

Numerosos empresarios, en un ambiente de optimismo por la posibilidad de que se forme Gobierno en breve, acudieron a la recepción del Palacio Real. Allí estaban el expresidente de Telefónica, César Alierta; Josu Jon Imaz por parte de Repsol; Gonzalo Urquijo, de Arcelor Mittal; o Ángel Ron, del Banco Popular, entre muchos otros.

En el terreno de las ausencias, solo sorprendió la del presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, por motivos personales. La de los presidentes catalán, Carles Puigdemont; vasco, Iñigo Urkullu; y navarro, Uxue Barkos, era esperada. Tampoco llamó la atención la ausencia de Pablo Iglesias, que criticó las celebraciones por Twitter y felicitó a Latinoamérica por su independencia.

La jornada, aun así, transcurrió sin incidentes a excepción del protagonizado por el equipo municipal de Badalona, que abrió el Ayuntamiento contra la orden de un juez de cerrar por día festivo.

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