
El acuerdo al que llegaron Convergència y Esquerra Repúblicana hace poco menos de un mes está levantando ampollas en todos los partidos políticos catalanes sin importar el color o signo de la formación.
Las incongruencias entre los discursos de los diferentes miembros de la candidatura independentista Junts pel Sí que integran entre otros Artur Mas u Oriol Junqueras, ha indignado al resto de partidos del mapa político catalán con la exigencia conjunta de que se den detalles sobre qué rol desempeñarán cada uno de sus candidatos.
La polémica se avivó ayer con el discurso contrapartidista de Raül Romeva, número uno de la lista Junts pel Sí. El que fuera eurodiputado con los verdes no aclaró si Mas sería presidente de la Generalitat en caso de ganar las elecciones. Un requisito que se tenía como incuestionable desde un principio, ya que fue la espada de Damocles con la que el líder de Convergència apuntó a Oriol Junqueras bajo la amenaza de no convocar elecciones si él no era presidente tras los comicios. Romeva tuvo que rectificar por Twitter y asegurar que Mas sería president, pese a que en la misma entrevista repudió su gestión y aseguró que no la defendería en ningún debate electoral.
La CUP denuncia "chantaje"
El otro partido independentista que se presenta al 27-S, la candidatura de izquierda radical CUP, denunció a través de su líder Antonio Baños, que Mas también "chantajeó" a las entidades soberanistas que organizan las multitudinarias manifestaciones con "no convocar los comicios si no se unían a su lista".
La CUP, partido con el que Mas cuenta para su mayoría simple que considera suficiente para declarar la independencia, volvió a reiterar que no investirá a Mas como presidente. Baños clamó a Romeva con que "querríamos una declaración más firme más allá de unos tuits". Con quien la CUP no descartó pactar fue con la candidatura de Podemos, Catalunya sí que es pot, que ayer ratificó al activista Lluís Rabell como candidato.
De hecho, el secretario de organización de Podemos, Iñigo Errejón, dejó claro que la única posibilidad de encauzar el derecho a decidir catalán es mediante una reforma constitucional, una posición que el PP reivindicó más clara que la del PSOE según Andrea Levy, que dijo "se avergüenza de ser español en Cataluña".
El candidato del PP catalán, Xavier Garcia-Albiol, también se sumó a las críticas contra la candidatura de Mas, a la que exigió que "deje de engañar", discurso homólogo al del PSC y Ciudadanos.