
El presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha entrado en una espiral 'kamikaze' y se lanza a conseguir la victoria en las elecciones del próximo 27-S sea como sea. Considera que personalmente ha hecho tantos sacrificios en cuatro años que la sociedad catalana se lo debe, que nadie tiene derecho a arrebatárselo y mucho menos el líder de ERC, Oriol Junqueras.
El acto de apertura de la precampaña electoral que protagonizó el sábado Mas en el local del Foment Cultural i Artístic de Molins de Rei (Barcelona) fue un baño de masas. Ante una multitud que desbordó el aforo, el president hizo un llamamiento a la unidad del independentismo para "conseguir la victoria el 27-S". Según explicó, ya no se trata de preguntar la opinión a los catalanes en una elecciones autonómicas que Mas insiste en que son plebiscitarias. Ahora ya sólo se trata de ganar porque, según aseguró, "los referéndums se convocan para ganarlos".
El president ha digerido muy mal la decisión de ERC de no aceptar una lista única independentista. De hecho, el sábado tuvo duras palabras contra Oriol Junqueras al que, sin nombrarlo en ningún momento, acuso de estar más pendiente de su agenda política personal que de conseguir la unidad de los independentistas.
Como el acuerdo con Junqueras es imposible (ERC anuncio el viernes una lista unitaria de los independentistas de izquierdas), Mas decidió lanzar una opa en toda regla a las grandes organizaciones civiles que han protagonizado las grandes movilizaciones separatistas de los últimos años: la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural, la Associació de Municipis per a la Independència (AMI) y las entidades integradas en el Pacte Nacional pel Dret a Decidir (PNDD). El objetivo de Mas es que los líderes de estas organizaciones se comprometan con la denominada "lista del President".
El temor de Artur Mas es que los actuales dirigentes y exdirigentes de estas organizaciones se comprometan con la lista independentista de ERC en vez de con la de una Convergencia todavía marcada por la corrupción del caso Palau y, sobre todo, del dinero negro que Jordi Pujol y su familia escondían en Andorra.
Quizá el dirigente mas deseado sería la expresidenta de Assemblea Nacional Catalana, Carme Forcadell, cuyo mandato acaba de concluir. Forcadell ha militado en ERC, pero últimamente se sentía muy cerca de Mas. Su presencia en una lista u otra tendría tanta fuerza como la presencia del cantante Lluís Llach o el entrenador de fútbol Pep Guardiola.
Por este motivo, el sábado Mas decidió cambiar su propuesta de crear una lista del president por una lista con el president. Es decir, que Mas estaría dispuesto a entregar el liderazgo de su lista electoral a una persona que represente la unidad de las organizaciones civiles independentistas.
Prueba de fe
Mas también utilizo la conferencia meeting del sábado para defender la honestidad de su propuesta independentista. Presento la ruptura de Convergencia con Unio, tras 37 años de victorias electorales, como el sacrificio del cordero que demuestra la pureza de su pensamiento independentista. Con ese acto de fe, Mas hizo un llamamiento a todos los independentistas de buena voluntad. Llamo a "la gente de CDC" pero también a la "gente de la democracia cristiana soberanista, gente del mundo socialista, gente del antiguo PSUC y del comunismo".
Todavía tuvo tiempo Mas para alertar contra otra de las grandes amenazas que se cierne sobre su proyecto independentista: la aparición de Podemos como fuerza unitaria de las opciones de izquierda que puede atraer miles de votos que antes, durante la parte mas dura de la crisis económica, se vieron atraídos por la revolución independentista.
El president, escaldado por la victoria de Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona, alertó de que se trata de una opción no soberanista que puede llevar a Cataluña a seguir siendo una autonomía dentro de España. "Este nuevo eje pone el acento en la lucha de clases, pero tiene una indefinición absoluta respecto a la independencia a Catalunya", y avisó de que si logran la victoria el resultado será "continuar gestionando una autonomía recortada, amputada, ahogada y disminuida", ya que Cataluña ha padecido una merma de su autogobierno durante los últimos cuatro años.
Mas está convencido de que se merece seguir siendo el presidente de la Generalitat y la persona que lidere el proceso de redacción de una Constitución catalana. "Nos la hemos jugado tanto, hemos puesto las cosas tanto al límite".
El líder de CDC concluyo el acto entre gritos en favor de la independencia, banderas esteladas y una gran pancarta de la JNC (las juventudes de CDC) con el lema Catalonia is not Spain.