
En menos de cuatro meses, las urnas arrojarán la fotografía que tanto atemoriza los hasta ahora dos principales partidos del arco parlamentario: PP y PSOE. La irrupción de Podemos es toda una incógnita a pesar de las encuestas. Se desconocen a qué pactos pueden llegar -si los hubiera- PSOE y la fuerza política liderada por Pablo Iglesias.
Además, está la incógnita del voto cabreado con Zapatero y que en las últimas elecciones optó por Mariano Rajoy, pero ahora no está dispuesto a devolverle la confianza. La pregunta en los cuarteles de los partidos políticos es: ¿a qué escenarios nos enfrentamos? Luis Alegre contesta a los usuarios de EcoDiario.es este viernes a partir de las 12h. Haz aquí tu pregunta.
Cuenta la leyenda que, allá por el siglo IV antes de Cristo, reinaba en Siracusa (en lo que hoy es el sur de Italia) un monarca tirano y sanguinario llamado Dionisio. En su corte vivía, también, un adulador por todos conocido. Damocles, que así se llamaba el charlatán, se pasaba el día halagando al rey con la misma intensidad con la que ansiaba su poder, el lujo y las comodidades. Un día, harto de ese comportamiento, el tirano decidió actuar. Organizó un gran banquete para Damocles y le permitió sentarse en su trono y recibir las mismas atenciones que un rey. Damocles ocupó el lugar, disfrutando de todos los lujos con los que tanto tiempo había soñado.
Sin embargo, en un momento de la cena, Damocles alzó su mirada y descubrió, justo encima de su cabeza, una espada muy afilada, colgando del techo. El arma estaba sostenida, únicamente, por un pelo de crin de caballo. Damocles, descompuesto, pidió enseguida al rey abandonar su lugar en el trono.
Aquél fue el precio que nuestro protagonista pagó por saborear las mieles del poder, y esa espada bien se parece a la que podría colgar sobre la dirección -o cabeza- de Podemos a partir de las próximas elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo. La historia la cuentan, en este caso, fuentes próximas al Partido Popular, que trabajan con dos escenarios de cara a esa cita, y con sus posibles repercusiones en las generales.
Las opciones
En primer lugar, contemplan la posibilidad de que Podemos tenga opción de gobierno en determinados municipios si se alía con el Partido Socialista y que, sin embargo, la formación de Pablo Iglesias rechace esta posibilidad. Esta opción, que parece la más factible, a la luz de las declaraciones que han hecho tanto Iglesias, como el resto de responsables de su partido -que sólo son partidarios de acuerdos puntuales en temas donde pueda haber entendimiento-, podría ser utilizada por los socialistas como arma arrojadiza: "Los que siempre prometen la luna prefieren que gobierne la derecha a pactar con nosotros".
La segunda opción sería que, en algunos municipios y, ante la posibilidad de lograr hacerse con la alcaldía, Podemos se aliase con el PSOE. En ese caso, su discurso contra la "casta" perdería todo su sentido y, en opinión de las mismas fuentes, esa contradicción daría la mayoría absoluta al PP en las próximas elecciones generales. En ese caso, Podemos pasaría prácticamente a ocupar el lugar de Izquierda Unida o, a lo sumo, se convertiría en tercera fuerza política por número de votos.
La explicación está en el presumible temor de una parte importante del electorado de centro a que vuelva a conformarse un "Frente Popular", como el que gobernó en la fase final de la II República y que fue contestado por el golpe de Estado que supuso el comienzo de la Guerra Civil.
En cualquier caso, la decisión supondrá un verdadero reto para la formación de Iglesias y, sobre todo, para sus bases, cuya lealtad se verá puesta a prueba el cuarto domingo de mayo. Podemos cuenta con un núcleo muy sólido, perfectamente conformado en torno a la figura de Iglesias, pero tiene un menor control sobre su "periferia". Al mismo tiempo, su maquinaria está menos engrasada, no cuentan con tantos candidatos, ni podrán optar a gobernar en tantas localidades como populares o socialistas.
Sin embargo, su fuerza puede estar en el trasvase de votos. No tanto en el directo, que pueda producirse entre el Partido Popular y el suyo (votos que, según las fuentes consultadas serían "muchos", sin entrar en cifras concretas), como los de quienes, decepcionados por la política del último Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, votaron a Mariano Rajoy en las últimas elecciones generales y, ahora, hastiados por la corrupción, la crisis, los recortes y las subidas de impuestos, optarán por dar un golpe sobre la mesa y votarán a la alternativa a ambos, que encarna el mensaje de Pablo Iglesias.
En las últimas encuestas publicadas en los medios de comunicación, Podemos ha oscilado entre el primer y el segundo puesto (por detrás del PP) en lo que a intención de voto se refiere. En concreto, sondeos internos del partido en el Gobierno la colocaban como segunda fuerza política, por delante del Partido Socialista de Pedro Sánchez.
Lo cierto es que, unos (PP), otros (PSOE) y los dos al mismo tiempo, ya sea directa o indirectamente, tanto con sus palabras -contadas y estudiadas-, como con sus silencios -por aquello de que si algo no se nombra es como si no existiera-, han colocado a Podemos y, por ende, a Pablo Iglesias, en la posición de ser su principal enemigo a batir. Los dos le han otorgado parte de la fuerza que ostenta de cara a las elecciones generales. Puede decirse que el mismo bipartidismo ha contribuido a fortalecer su poder con la estrategia de las espadas en alto.