EN DIRECTO | Así avanza el caso de ébola. La actual ministra de Sanidad, Ana Mato, insiste en que el presidente, Mariano Rajoy, no le ha apartado de la crisis del ébola, en supuesto castigo a su gestión del caso, pero los hechos parecen desmentirle. Este mismo miércoles, Mato se enfrentó a la oposición sola, sin el respaldo del resto del gabinete. Rajoy y los demás ministros ya habían abandonado el hemiciclo antes de que ella comenzara a responder las cuatro preguntas que tenía en la sesión de control. Análisis | La desastrosa gestión del ébola que exige responsabilidades
Ella, en cambio, esgrime su actividad como defensa y se refugia en su agenda: hoy desde las 18 horas, sin ir más lejos, Mato da explicaciones en la comisión del ramo.
Ayer martes, en el Senado, la ministra también glosó sus cumbres, ruedas de prensa, intervenciones y demás acciones para convencer a todos de que no había sido apartada del caso. Y es que, tal y como señaló desde la Carrera de San Jerónimo, ella se dedica "en cuerpo y alma" a gestionar la crisis del ébola, que además -en palabras del propio Rajoy- ya se está encauzando.
No obstante, la ayuda de Soraya Sáenz de Santamaría en la Cámara Alta se puede interpretar como una desautorización. La vicepresidenta fue, precisamente, la encargada de tomar los mandos el pasado viernes, cuando el Ejecutivo también creó el comité especial. Rajoy optaba por Sáenz de Santamaría sólo dos días después de asegurar que si no apoyara a Mato "no sería la ministra de Sanidad", por lo que su puesto no corre peligro por ahora.
Sin admitir errores
Ese mismo viernes Mato saludó la creación de comité y negó sentirse desautorizada: es un "acierto" que permite "institucionalizar la coordinación que ya existía" entre el Ministerio y la Comunidad de Madrid.
Ni ese día ni en la semana anterior la ministra ha admitido abiertamente haber cometido errores durante la crisis. En verano, Mato ya se declaraba satisfecha de cómo había funcionado el operativo para traer a España al misionero Miguel Pajares: Mato está tranquila. Así, en la víspera de las elecciones generales de 2004, mientras Génova 13 era rodeada por las protestas contra la versión oficial del 11-M, Mato fue la única dirigente que permaneció en su despacho. Ella se siente segura.