
Ayer, mientras escuchaba la declaración institucional del presidente, vino a mi memoria la breve conversación que manteníamos con él mi director y yo durante la copa de Navidad este año en La Moncloa, apenas unos días después de que Artur Mas anunciara su decisión de convocar el referéndum.
-Le preocupa el desafío de la Generalitat-, le inquirimos. -Claro que me preocupa, pero tengo muy claro lo que hay que hacer-, nos respondía imperturbable, como siempre, el presidente.
Y nadie duda de que el jefe del Gobierno sabe como responder al reto de Mas y que tiene medidas las respuestas y los tiempos para impedir que se consume esa quiebra de la legalidad, y de la sensatez también, en la que siguen empecinados la Generalitat y sus socios de ERC.
Pero el problema puede estar ahí, en que Rajoy tiene en su cabeza todas las jugadas, pero actúa siempre a remolque de los movimientos de Artur Mas en el tablero. Y tal y como están ahora las fichas, la partida exige no sólo firmeza, sino astucia y anticipación para poder gestionar esa frustración a la que el propio presidente del Gobierno reconoció que se está condenando a muchos ciudadanos catalanes.
Porque ese es el gran desafío que, más allá de la consulta, se abre después del 9-N. Especialmente para un Gobierno del Estado cuya impasibilidad ante la irresponsabilidad de los nacionalismos y su falta de sensibilidad, en ocasiones, hacia la tremenda decepción social que generó la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, ha sido también campo de cultivo para la frustración y la desafección.
Unos y otros tienen que entender que, como explicó recientemente el presidente de la patronal catalana, Joaquim Gay, la controversia sobre el encaje de Cataluña no se va a resolver con triunfos políticos de corto plazo, sino que responde a un estado de ánimo social que exige grandeza de miras, sentido del Estado y mucho seny para alcanzar un Pacto Institucional que permita fortalecer el proyecto común de esa España unida en la diversidad a la que invocaba el Rey Felipe VI en su proclamación.